Ismael Benavides
Expreso, 09 Agosto del 2024
Incontables son las veces que el fallecido Hugo Chávez ex presidente de Venezuela y Nicolás Maduro pronunciaron la palabra “Neoliberal” como responsable de todos los males que sufren las sociedades y en particular Venezuela. Usaron la acepción como base de su desafortunada creación “Socialismo del Siglo 21”, y que nuestra izquierda repite como zombis, la misma letanía con respecto al Perú, sin siquiera entender lo que es neoliberalismo y pretenden cambiar por ello la Constitución a su medida.
Neoliberalismo no existe porque se es liberal o no lo es, y el neo añadido es una acepción despreciativa añadida por las izquierdas más radicales. El liberalismo se creó con la sociedad Mont Pelerin a fines de los años 40 por connotados economistas como Friedrich von Hayek, Ludwig von Mises y otros, que para efectos prácticos hoy incluye: 1) el mantenimiento de una baja inflación mediante políticas monetarias que la controlen con variaciones de la tasa de interés y que eviten la emisión inorgánica, 2) políticas que mantengan un equilibrio en las cuentas fiscales con impuestos bajos que estimulen la actividad económica, 3) un Estado compacto y eficiente que pueda atender bien las necesidades básicas de la población que le competen, seguridad, salud y educación pública, administración de Justicia y defensa, dejando las actividades productivas y de servicios al sector privado, 4) liberalización y desregulación de las actividades empresariales para lograr una mayor productividad, 5) privatización de las actividades no esenciales para el estado, entre otras. Estas políticas han tenido los mayores éxitos en las sociedades, para el bienestar de sus pueblos.
El “Socialismo del Siglo 21” por el contrario transitó por el camino del comunismo, y la intervención del Estado, las expropiaciones, la represión y la corrupción. Veamos algunas cifras, entre 1999 cuando ascendió Chávez, hasta el 2023, el PBI per cápita de en dólares corrientes cayó de $ 8,692 a $3659, o un -58%, mientras el Perú creció de $2,091 a $7,100 o un 240%. La pobreza en Venezuela subió de 42% a 94%, un 134%, y 76% es extrema, mientras en el Perú la pobreza cayó de 54% a 29%, -43%. (En el 2019 fue 21%). La deuda externa de Venezuela subió de $33,000 millones a $150,000 millones, o sea 168% del PBI, mientras la deuda pública peruana es solo 32% del PBI. Podría extenderme con toda clase de indicadores económicos sociales y de salud donde el colapso de Venezuela es como una cachetada a la sensibilidad humana. Para terminar en el colmo de los anacronismos, Venezuela tiene las mayores reservas petroleras del mundo y entre 1999 y 2023 su producción se redujo de 3,300,000 barriles diarios a 700,000 hoy, por la falta de inversión y el robo permanente del petróleo. Las sanciones impuestas por los países desarrollados fue una excusa, pues la tecnología petrolera es ampliamente disponible a través de sus socios China y Rusia. El proyecto chavista es de mantener a un pueblo empobrecido para controlarlo con dádivas y continuar saqueando el país y usarlo como pasaje del narcotráfico y las mayores degradaciones de la condición humana. Según Transparencia Internacional Venezuela es el país más corrupto de Latinoamérica y uno de los 10 más corruptos del mundo.
Hoy no queda más que interpretar que los 4 congresistas de izquierda que viajaron pagado por Maduro como veedores y que avalan el fraude electoral, así como las demás bancadas de izquierda en el Congreso que aplauden el “triunfo” de Maduro, también avalan la ideología chavista, el empobrecimiento de Venezuela y la gigantesca corrupción de sus gobernantes. ¡Estamos avisados!