Por Ismael Benavides
Expreso, 9 de febrero del 2024
Recientemente las clasificadoras de riesgo Moody’s y Fitch han alertado sobre los continuos déficits fiscales del Perú, y el consiguiente aumento de la deuda pública para financiarlos, con el riesgo de bajar la calificación crediticia y eventualmente perder el esforzadamente ganado “grado de inversión” que es un galardón para el Perú. Solo México y Chile hoy lo tienen en la región.
Le tomó mucho tiempo al Perú lograrlo, desde la reinserción financiera iniciada por Fujimori en los 90, y demostrar a los mercados un manejo fiscal serio del Estado. Recién se obtuvo en el 2007, y después de ese largo esfuerzo, empezar a generar superávits fiscales y lograr bajar la relación deuda pública/PBI del 48% en el año 2000 a 36% a fines del 2006. Durante el Gobierno de Alan García se continuó bajando la deuda un espectacular 60% hasta llegar a 21.8% del PBI en el 2011. Siguió bajando hasta 18% en el 2013, a partir de cuando se empezaron a generar nuevamente los déficits fiscales y empezó otra vez a aumentar la deuda pública hasta llegar a 32.4% del PBI el tercer trimestre del 2023, es decir un aumento del 80%. Esto refleja claramente la irresponsabilidad de los últimos gobiernos a partir del 2011, y que hoy violan reiteradamente las reglas fiscales. No escapa de culpa el Congreso que irresponsablemente ha contribuido en no menos de S/. 10,000 millones al déficit fiscal de 2023, y de paso destruyendo el ahorro a largo plazo de los peruanos en las AFP que servía en buena parte para financiar en soles al gobierno peruano.
Hoy no falta quienes digan que tenemos “techo” para endeudarnos, si Estados Unidos tiene una relación deuda/ PBI de 115.7% o Francia más de 120%, pero es imprudente hacer esas comparaciones que pueden llevar a graves errores de política fiscal y de endeudamiento en un país pequeño y en desarrollo como el nuestro. Veamos a nuestros vecinos que tienen grado de inversión, Chile, que tiene una larga tradición de seriedad fiscal, una institucionalidad sólida y una situación política más estable, tiene una relación deuda PBI de 39.7% y una mejor calificación que el Perú a pesar de que su PBI esté creciendo solo un magro 0.7% a octubre 2023; México que tiene una sólida economía y es el principal exportador a los Estados Unidos tiene una calificación parecida a la del Perú y su PBI está creciendo 3.4% en el 2023. Si analizamos los comentarios de las calificadoras sobre el Perú enfatizan los déficits fiscales y el endeudamiento, pero también la inestable situación política de los últimos años.
La carga de la deuda peruana sobre el presupuesto se está volviendo cada vez más onerosa, y en el 2023 el servicio fue de S/ 23,953millones, que incluye 16,648millones de intereses. Solo como ejemplo, el servicio de la deuda en el 2013 fue de S/ 8,913 millones que equivalía a 68.6% del presupuesto de salud de ese año, al 2023 el servicio de la deuda fue de S/. 23,953 millones, casi el 100% del presupuesto de salud de ese año. Es decir, el servicio de la deuda limita cada vez más al estado para atender las necesidades de seguridad, salud y educación de la sociedad.,
Si perdemos el grado de inversión el costo de servir la deuda se dispararía aún más y se limitaría el acceso al crédito internacional y a la inversión extranjera. Hoy día la tasa implícita de la deuda peruana está alrededor del 5.24% anual (que podría ser menor si el Perú cumpliera con deudas pendientes como la Agraria), en Colombia que perdió el grado de inversión están en un 7.28% anual, es decir casi un 40% más que la peruana, y sería lo que nos espera de perder el grado de inversión.
Está en manos del Gobierno y el Congreso retomar la sostenibilidad fiscal y cuidar nuestro duramente ganado grado de inversión, y no comprometer el futuro inmediato ni la prosperidad de las generaciones venideras del Perú.