Por: Ismael Benavides
Expreso, 1 de setiembre del 2023
Hace dos semanas nuestra despistada izquierda criolla se entusiasmó con las exultantes expresiones de Lula que los “BRICS” (Brasil, Rusia, India China y Sudáfrica) más sus nuevas incorporaciones, Argentina, Irán, Arabia Saudita y Etiopía, representaban el 40% del PBI y el 46% de la población mundial, sin reparar que esas cifras no significan nada en términos de bienestar de sus poblaciones o intercambio comercial o de inversiones. Mas bien, se han juntado “perro, pericote y gato” para dar la impresión de que son una potencia geopolítica, cuando más bien es un club de países con poco en común y con claros sesgos antidemocráticos.
Veamos a sus miembros originales, Brasil, liderado por el cleptócrata Lula, que corrompió a través de sus empresas a varios Presidentes Peruanos y envenenó nuestro país con “lavajato” y hoy dispendia la buena economía heredada de Bolsonaro. Lula se atrevió a plantear una moneda alterna al dólar, olvidando una regla esencial de la economía que es que la moneda más fuerte se impone a la más débil naturalmente, siempre. Rusia, manejada por mafiosos que agrede a sus vecinos, encarcela y asesina a sus opositores, y no pestañea en empobrecer a su pueblo. India quizás el más rescatable por ser la mayor democracia en el mundo, pero con graves problemas sociales y económicos por resolver.
China, país autocrático y de partido único, otrora motor de la economía mundial, hoy muestra pies de barro y los límites de la planificación central tan amada por los comunistas, ha resultado en inmensas ciudades y edificios desocupados en toda China con la quiebra de sus principales constructoras, Evergrande y Country Garden, y ha perdido 25% de sus exportaciones a EEUU, su principal mercado, habiendo crecido en junio solo 2.1% anual, dejando de ser el referente que una vez fue.
Sudáfrica, otrora la estrella del continente, ha despilfarrado la herencia de Mandela, degradando su infraestructura, y destruyendo su aparato productivo con la consiguiente fuga de capitales y talento. Los nuevos entrantes a los BRICS son mayoritariamente países sin democracia y claramente discriminadores de las mujeres, y Argentina un ejemplo de lo que no se debe hacer con una economía, con 115% de inflación.
Frente a este mejunje, el Perú se ha integrado al mundo con los Tratados de Libre Comercio, y la Alianza del Pacífico (AP), fundada el 28 de abril de 2011, liderada por el presidente Alan García, conjuntamente con Chile, Colombia y México, países democráticos y con economías de mercado; proceso de integración exitoso frente al fracasado Pacto Andino y el mercantilista Mercosur. El objetivo de la AP es promover el libre flujo de bienes, servicios, capitales y personas, además de 30 temas de cooperación horizontal desde tecnología hasta salud, educación e infraestructura, entre otros.
Hoy representa 230 millones de habitantes, 41% del PBI regional, 57% de las exportaciones y 45% de la inversión extranjera directa. Hoy tenemos US$ 25,000 millones anuales de comercio intrarregional, US$ 89,000 millones de inversiones entre los países, de los cuales el Perú recibió el 47%, 98% de las partidas arancelarias 100% liberadas y libre tránsito de personas solo con DNI, así como de comunicaciones y aerolíneas.
El éxito de la AP ha atraído a 61 países como observadores y 1 asociado, Singapur, y hay cola para integrarse al grupo. Extraordinarios resultados para un esfuerzo de integración pragmático y desburocratizado donde se ha privilegiado el bienestar económico y social de sus miembros. Un activo para el Perú y que bien hizo la cancillería y el Gobierno en defender la AP de los embates de López Obrador, que como toda la izquierda regional mira con recelo a la Alianza y por ideología no les importa destruirla.