Por: Ismael Benavides
Expreso, 10 de noviembre del 2023
El próximo domingo 19 hay elecciones presidenciales en Argentina y candidatean la inflación, la pobreza y la corrupción contra la dolarización y la sensatez económica. Se pensaría que esta última ganaría largamente, pero las encuestas lo ponen más ajustado, curioso en un pueblo empobrecido pero educado como el argentino.
Argentina es un país mucho más rico que el Perú. A fines de 2022 tenía un PBI per cápita de US$ 13,686 (algo menos que Chile), y el Perú tenía US$ 6,555 según el Banco Mundial, pero sorprendentemente tiene una tasa de pobreza a junio de 2023 de 40.1% (43.2% según la Universidad Di Tella), lo que significa más de 17 millones de personas en pobreza. Chile con un PBI per cápita similar al de Argentina solo tiene 6.5% de pobreza, lo que nos lleva a la conclusión que el modelo de economía de libre mercado de Chile, semejante al peruano, es inmensamente superior al socialista-intervencionista y evidentemente corrupto de Argentina.
Pero veamos cómo nos comparamos con Argentina, que, si bien tiene un PBI per cápita el doble que el Perú, tiene 40% de pobreza, es decir 30% más que el Perú y cabe preguntarnos ¿por qué? Según Naciones Unidas es por el déficit fiscal, el endeudamiento, la inflación, y la consiguiente corrupción, y el Banco Mundial añade la falta de crecimiento económico. Efectivamente la inflación en Argentina ha crecido exponencialmente de 25.68% en 2017 a 94.80% en 2022 y 138.3% anual a setiembre de 2023, una escalada dramática, a pesar de precios congelados en combustibles, gas, transporte, electricidad y agua. A diferencia el Perú tuvo inflación de 2.8% anual en 2017, 7.9% en 2022 con shocks de oferta externos, y 4.3% a octubre de 2023, sin precios controlados y una política monetaria sana. Pero Argentina también ha sido afectada por la falta de crecimiento, pues entre los años 2016 y 2023 su economía decreció un total de -2.1%. Este conjunto de factores, falta de crecimiento por falta de inversión privada, altísima inflación por políticas monetarias laxas (emisión inorgánica) para financiar déficits fiscales enormes y un modelo económico socialista e intervencionista implementado por el kirchnerismo han llevado a la situación caótica de Argentina hoy.
La perspectiva del Perú es otra, pues tenemos un ingreso per cápita la mitad del de Argentina y por lo tanto una población más vulnerable de caer en la pobreza. Sin embargo, a pesar de esa vulnerabilidad y la mala performance de los últimos años hemos evolucionado largamente mejor que Argentina, es decir nuestra economía hoy tiene más posibilidades de salir adelante. Al 2016 la pobreza en el Perú llegó a 20.1%, más baja que el 30.3 de Argentina en ese año, y habíamos reducido pobreza 5 veces más rápido que la región hoy en los 5 años anteriores, pero lo pésimos gobiernos de los últimos años nos elevaron a una pobreza que llegará a 30.1% a fin del 2023. La causa es en parte la inflación cuyo componente alimentario especialmente, ha golpeado a los más pobres, pero que está siendo controlada con una política monetaria sana y estará debajo del 4% a fin de año, pero el mayor impacto sobre la pobreza es por la falta de crecimiento del PBI que solo ha crecido 2.2% anual promedio desde el 2016 y este año estará debajo de 0% contribuyendo aún más a aumentar la pobreza. Todo esto nos dice que para reducir la pobreza el Perú debe de crecer a tasas altas, por encima del 5% anual o más, con alta inversión privada y por supuesto baja inflación.
La reflexión final es ¿queremos alcanzar a Chile con una economía de mercado proinversión y de libertades y baja pobreza?, como lo refleja nuestra constitución de 1993 que nos ha permitido crecer y bajar pobreza en los últimos 30 años, o queremos ser como una Argentina empobrecida a donde nos quiere llevar Perú Libre y toda su comparsa de izquierda. Está en los peruanos retomar la senda virtuosa que abandonamos desde el 2011.