Entrevista a Hugo Santa María. Socio del área de estudios económicos de Apoyo Consultoría
Por Javier Prialé
Gestión, 23 de agosto de 2017
Se aprecia una mejora en el optimismo de las empresas para invertir. El próximo año la inversión pública será clave para la recuperación económica y ayudará a reactivar la inversión privada.
¿Cuál es la expectativa que tienen para la economía? Estamos esperando un rebote del crecimiento en el 2018, porque se viene de un periodo muy malo. Cuando uno ve el último año, coincidentemente con este Gobierno y no debido a este Gobierno, hay una economía local, un mercado interno, que en general han estado en recesión.
¿Estábamos en recesión? Es importante interiorizar que la economía está saliendo de una situación prácticamente de recesión, que los nú- meros del PBI no reflejan porque tienen algunas actividades de los mercados locales.
¿Estamos hablando del inicio de la reactivación económica? Sí, de reactivación. Ya hay algunas señales , pero a mí más que reactivación, me gusta la palabra rebote, porque nos estamos comparando con un periodo que no ha sido el mejor. Estamos yendo hacia trimestres de mayor crecimiento y hacia un año 2018 de mayor crecimiento.
¿Cuál es su proyección de crecimiento para el 2017 y 2018? Estamos esperando un crecimiento del PBI de 3.5% para el 2018 y para este año de 2.1%. El MEF espera un 2.8% y ojalá que ellos terminen teniendo la razón.
¿Por qué hay menor optimismo para este año? La diferencia principal está en la velocidad con la que esperamos que se reactive la inversión pública. Ya la experiencia nos ha enseñado a ser más cautos con la velocidad de reactivación de este indicador, que va a ser el motor fundamental de este rebote económico.
¿Cuándo comenzaremos a sentir este rebote económico? Lo vamos a ver en los números ya al cierre de este año con tasas de crecimiento de ventas locales, demanda interna, de inversión pública bastante altas. Lo vamos a comenzar a sentir a partir del próximo año.
¿Por qué recién el próximo año? Porque se van a dar programas especiales en la inversión pública que son las reconstrucción con cambios, la inversión relacionada a los Panamericanos y de la Refinería de Talara. Eso hará que la inversión pública crezca cerca de 20%. Pero si sacamos estos proyectos, el ‘mundo real’ de inversión pública crece solo 3%.
¿Qué explica esta diferencia? Cuando hablamos de grandes números parecería que el crecimiento es homogéneo, pero no va a ser así. Dado que la reconstrucción es en el norte, al igual que Talara y los Panamericanos es en Lima, vemos a estas dos zonas (norte y Lima) con mejores perspectivas de crecimiento, que el sur. La demanda interna en el norte crecería más de 6% el próximo año y en el sur apenas 1%, porque ya no se tiene a Tía María y se paró el Gasoducto y Chinchero y nos quedamos sin motores de crecimiento.
¿Qué indicadores nos harán sentir la mejora de la economía? Son tres indicadores: mejora de la demanda interna, del empleo y de los ingresos. Y dada la composición del crecimiento, también, como construcción que estamos esperando que crezca 8% en el 2018, y vemos en qué nivel socioeconómico están los obreros, en su mayoría están en el C o el D. Pero cuando uno parte de niveles socioeconómicos, somos más optimistas en la recuperación del nivel del ingreso de estos sectores. En el A/B no vemos mayor impacto.
¿En qué momento del próximo año se iniciará esta sensación de mejora? Vamos a sentirla más en la medida en que veamos acercándose a plena ejecución tanto la reconstrucción como los Panamericanos y, sumado a eso, ojalá en Lima la Lí- nea 2 del Metro, y estaríamos hablando de niveles de inversión de US$ 600 millones o US$ 700 millones en la capital. El 2018 va a ser un año de recuperación, pero el sentimiento de las personas va a ser diferenciado entre zonas.
¿Cómo mejorará la economía interna? Si vemos solo ventas locales, este año debería crecer 1.5% y el próximo año más de 4%. Esto es algo que las empresas lo van a sentir. Es difícil decir cuándo, pero nosotros hemos asumido que las obras comienzan a ejecutarse con mayor velocidad en el segundo trimestre del 2018.
¿Qué se debe monitorear para estar seguros de la recuperación? El gran motor de la recuperación va a ser la inversión pública y en particular el gasto en construcción del Gobierno.
¿Cuál es la expectativa del empleo, que este año se estancó? En el 2018 esperamos un crecimiento del empleo formal encima de 3.5%, pero va a estar concentrado en el norte y en Lima. No vamos a repartir toda la recuperación por igual. La demanda interna crecerá 6.5% en el norte y 5% en Lima, pero en el centro se estancará en apenas 1.5% y en el sur 1% también estancado.
¿El Niño costero golpeó duro este año, pero luego ayuda? Le ha dado agenda al Gobierno, le ha dado misión y objetivos claros. Uno quisiera que el aparato público funcione como parece que va a funcionar la reconstrucción con cambios con institucionalidad y plazos. Los Panamericanos también están en esa línea.
¿Cómo se comportará la inversión privada? Esperamos que la inversión total crezca 7.8% en el 2018, con la inversión pública casi en 20% y la inversión privada en 4.5%, sobre todo en la inversión minera que se expandiría 12%, pese a que se caería en 3% la inversión en infraestructura concesionada. Pese a ello, luego de cuatro años, vamos a comenzar a sacar un poquito la cabeza del agua.
¿De qué depende su mejora? De que el motor público se tiene que prender. El Perú es un país que está sano porque los indicadores de las familias, empresas y sistema bancario están estables. Solo le falta una chispa para arrancar y se tiene que dar en el sector público. Cuando eso empiece a andar, el sector privado va a seguirlo.
¿Cómo podría ayudar el BCR para acelerar la recuperación? Esperamos que probablemente reduzca su tasa, probablemente en 0.25 una vez más este año. La inflación está cediendo y esto le da más espacio al BCR, en teoría, para reducir su tasa. Sin embargo, la capacidad de influir del BCR sobre actividad económica ya es limitada. Hoy día la responsabilidad está en la parte fiscal.
Alfredo Thorne dijo que se dejó de hablar de las reformas económicas. ¿Cuáles cree que se deben priorizar? Hay la necesidad que el Gobierno dé vida a algunas de sus reformas, como la de simplificación administrativa y mejora de la calidad regulatoria que ya está en el papel. A veces, pensamos que las reformas terminan cuando sale la norma y, en realidad, allí comienzan. También hay que darle vida al Fondo de Adelanto Social y a la gestión de conflictos sociales, para defender los derechos de las personas como de las empresas.
¿El Gobierno tendrá la capacidad de lograrlo? En muchos temas económicos ya se sabe qué hacer. La ejecución ya escapa al diseño económico y depende del balance de las fuerzas políticas.
¿Cómo se percibe la situación financiera de las empresas? En general, hemos visto ingresos creciendo muy poco o estancados y muchos esfuerzos para defender márgenes, como menos personal y todo lo que sea ahorrar. Por lo tanto, vemos empresas con ingresos que no han crecido tanto pero que han podido defender resultados. Veo empresas sanas que están esperando recuperación, que el mercado responda un poquito más para tomar algo más de riesgos. En los bancos también veo eso, con buena liquidez.
En junio se tenía que el 62% de las empresas apostaba por reducir costos. ¿Esto se mantiene? No lo hemos vuelto a medir, pero creo que es algo que ha venido para quedarse. En la reunión del SAE tuvimos a cerca de 500 gerentes de 300 empresas y les dimos algunos sondeos de confianza para invertir y para contratar. Se ve que la confianza para la inversión quiebra hacia arriba y la contratación también, aunque va a demorar un poco más porque la gente ha ajustado. Pero en la medida en que nos convenzamos de que comenzamos a crecer y a movernos vamos a ver esas expectativas de inversión y contratación soltándose un poquito más. Las empresas podrían cambiar el chip del ajuste a uno que es crecimiento, apuesta y arriesgue un poco más.
¿Hay más optimismo? Estamos más optimistas que hace un par de meses, a pesar de los días tan complicados que estamos viviendo.
¿Cuáles son los riesgos para la economía? En la parte local, el riesgo relevante es que la apuesta de la recuperación de rebote depende de la respuesta del sector público. También hay riesgo de enfriamiento por elecciones regionales. En el sector externo, a nivel econó- mico tenemos un mundo benigno, pero en el plano político podría haber riesgo con Norcorea, pero está acotado.
¿Ya no preocupa el tema fiscal? Sí. Tenemos que ocuparnos del tema fiscal. Este año el déficit va a ser 3% y el próximo año 3.4%, creo que va a ser difícil converger a la meta al 2021 y van a tener que afinar el lápiz para ver cómo generar más ingresos.
¿Qué medida se puede tomar para mejorar la recaudación? En IGV ya está casi listo reactivar los sistemas de percepciones y detracciones. Hay algunas cosas en renta que se pueden mejorar o deshacer, como las deducciones a las personas en nutricionistas o personal trainer. Todo suma, no es poca plata y hoy día necesitamos cada sol. Ojalá no se suban tasas.