La costumbre de escuchar atentamente el discurso presidencial de Fiestas Patrias viene de cuando el 28 de julio era la fecha elegida para anunciar los grandes cambios en el manejo económico y político del país. Felizmente, en los últimos años los discursos han generado menos sobresaltos, aunque también menos material para el debate de analistas políticos y económicos. El último mensaje del presidente Ollanta Humala mantuvo la tendencia reciente y no dejó grandes sorpresas en materia económica.
En mi opinión, uno de los aspectos más saltantes este año fue el anuncio de la ejecución, en plazos cortos, de ambiciosos planes de desarrollo de infraestructura (saneamiento, electrificación, carreteras, entre otros). Sin embargo, haciendo un poco de números, es fácil advertir que cumplir con lo ofrecido requerirá de una revolución en el sector público que multiplique varias veces su capacidad y velocidad de ejecución. Algunos ejemplos a continuación.
Se anunció que hasta el 2014, es decir, en un año y medio, ProInversión licitará los 18 proyectos de infraestructura por US$ 14,000 millones de inversión que tiene en cartera. En los últimos 18 meses, ProInversión ha entregado en concesión 13 proyectos por un monto de inversión cercano a US$ 3,500 millones. Por lo tanto, para cumplir la meta de gobierno, la agencia promotora de la inversión tendría que licitar un monto tres veces mayor en la misma cantidad de tiempo. Además, por lo menos, 12 proyectos -US$ 7,000 millones– se encuentran en fases de estudios muy preliminares o presentan problemas que requerían ser resueltos –digamos mañana– para cumplir con el ofrecimiento del Presidente.
El presidente Humala también ofreció cumplir con el plan de inversiones de Sedapal para ampliar la cobertura de agua y desagüe en Lima y el Callao. Este plan implica invertir casi US$ 3,000 millones durante el periodo 2013-2016. Para cumplirlo, Sedapal tendría que cuadruplicar su velocidad de ejecución, ya que el monto representa cuatro veces lo ejecutado en los cuatro años previos.
En materia de saneamiento se anunció que el Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento duplicaría el acceso a desagüe en zonas rurales en el 2016. Esto significa que entre el 2013 y el 2016, 230 mil familias rurales que actualmente no cuentan con desagüe accederían a este servicio. Esto equivale a tres veces el número de familias rurales que comenzaron a contar con el servicio en los tres años previos.
También se anunció que el Ministerio de Energía y Minas lograría que el 92% de las familias rurales tenga acceso a electricidad en el 2016. Para ello, el servicio eléctrico tendría que llegar a casi 600,000 familias rurales nuevas entre el 2013 y el 2016, casi el doble de familias que lograron acceder al servicio en los cuatro años previos.
Los objetivos en materia de infraestructura anunciados en el reciente mensaje presidencial son loables, pero las metas parecen difíciles de creer. Ojalá se cumplan, pero me parece que el Gobierno haría bien en mantener la ambición, pero añadiéndole una cuota de realismo. Si esto no sucede y los discursos no son acompañados de mejor gestión y acciones concretas, la tan esperada recuperación de la confianza requerirá de un verdadero acto de fe.
Publicado por Gestión, 05 de agosto del 2013