La educación es un tema prioritario en la esfera privada y en la pública, a nivel individual y de país. La preocupación por la educación nos une y los lamentables resultados de la famosa prueba PISA nos reafirman. Compartimos pues esa frustración como país. (Los países desarrollados inviertan más del 7% de su PBI en educación y nosotros no llegamos al 4%).
La escuela, como tal, fue inventada en Prusia para preparar jóvenes para las guerras y Napoleón importó este invento como semillero para sus ejércitos. El objetivo de la escuela era la conquista.
La escuela tal y como la conocemos hoy fue sistematizada en la revolución industrial porque buscaban resolver sus necesidades inmediatas. Desde entonces no evolucionó tanto como otras áreas del desarrollo humano. (Imaginemos un médico del 1900 dentro de un quirófano del 2014, no sabría por dónde empezar, un maestro de escuela, en circunstancias similares no tendría mayor problema en ubicarse dentro del aula).
Doris Lessing, premio Nóbel de Literatura, criticó el modelo educativo actual considerando pernicioso sus premios y castigos, concebidos para fomentar éxitos y fracasos, competencia entre pares y sumisión ante la autoridad; aduciendo que el sistema como lo conocemos provoca una mentalidad de “carrera de caballos”.
M.A. Denegri advierte que: La estupidez es un arma que tiene el sistema para hacer que la gente no piense ni se cuestione”. ¿Están equivocados ambos personajes? ¿Existe acaso un “sistema” que nos impide ser libres? ¿Estamos tan “amoldados” que no vemos la realidad? ¿Tenemos claro lo que propone el modelo educativo actual?.
El documental titulado “La Educación Prohibida” de Germán Doin y Juan Bautista nos muestra muchos intentos, inéditos y aislados, de educar siguiendo “otros” criterios, reforzando “otras” cualidades, buscando nuevos paradigmas.
Tengo la sensación, de que, en el Perú, el emprendimiento de tantas personas a nivel nacional y en todo tipo de actividades, no se debe a la educación recibida, sino justamente a la falta de ella y a la inoperancia del sistema, que obliga a que cada persona se “busque la suya” apelando a su creatividad y audacia. ¿Cuánto más se podría contribuir si se establecieran “caminos educativos” coherentes?
Los actuales modelos educativos están desfasados, la educación está alejada de los jóvenes.
Siento que en las condiciones actuales, remendar el modelo ya no producirá resultados porque depende de unos paradigmas obsoletos (Lessing y Denegri).
En todo caso más de lo mismo sería perder tiempo y esfuerzo. ¿No sería más inteligente atrevernos a repensar la educación?
Tenemos una gran oportunidad para iniciar un gran “salto evolutivo” en nuestro sistema educativo, de hacer una acción inédita por la educación, porque se ha incrementado el presupuesto para la educación pública, existen tecnologías innovadoras muy accesibles y principalmente porque la educación actual es muy mala.
Empecemos asegurando que este no es un proceso para perder el tiempo, sino para evitar seguir perdiéndolo: ¿cómo empezamos a educar en un camino distinto? ¿Cómo hacemos para que el talento, la creatividad y el atrevimiento sean los paradigmas fundamentales? ¿Cómo logramos que el niño aprenda a encontrar oportunidades e ilusión a través de su curiosidad y emprendimiento sin esperar a que le dicten sus quehaceres? ¿Cómo puede un niño aceptarse a sí mismo y ser receptivo antes que reactivo? ¿No deberían desarrollarse rodeados de empatía y solidaridad antes que desde la competencia y soledad?
Quizás no existe una única respuesta, de pronto el tema de la educación tiene múltiples alternativas y no sea posible reducirlo a un “modelo educativo”, sino mas bien habrá que ampliarlo a una gama de posibilidades que permiten acceder a la educación: distintos esfuerzos son aceptados y se van validando en el tiempo y en función al crecimiento y la formación del estudiante. El desarrollo de la persona se da en un trabajo conjunto entre la escuela y su propia iniciativa utilizando sistemas en línea y escuelas virtuales que lo llevan a la modernidad y lo adentran en la aldea global.
Podemos convocar a muchos educadores, empoderarlos y ayudarlos a elaborar nuevos “caminos educativos”, más inclusivos, interactivos, virtuales y también presenciales; con algunos hitos imprescindibles para hacer algo novedoso y rico en una nueva búsqueda que permita aflorar los talentos de cada persona. Debemos aspirar a ser un país compuesto de ciudadanos auténticos, capaces, productivos y, sobre todo, libres.