Helen Hamann, antropóloga
Para Lampadia
Durante milenia, el estado estuvo firmemente unido a la religión, con monarcas considerándose representantes directos de la divinidad en la tierra, hasta que un día, un grupo de hombres de profunda sabiduría, separaron al estado de la iglesia y agregaron una enmienda a la Constitución de los Estados Unidos de Norteamérica.
Un concepto que hubiera sido ajeno apenas unas décadas antes — gracias al Renacimiento y la Iluminación — se convirtió en realidad y permitió a millones de individuos practicar la religión de su elección sin incurrir en la persecución de ningún gobierno. Lo que comenzó en Estados Unidos, se extendió a casi todos los rincones del globo.
La separación del estado de la Iglesia junto con el capitalismo, hizo posible la época de mayor desarrollo económico, tecnológico e intelectual en la historia de la humanidad: el siglo diecinueve en los Estados Unidos. Durante este tiempo, la intervención del estado en la economía fue casi nula. Gracias a esto, la humanidad vio muchísimo progreso en muy poco tiempo. De ser una colonia de tercer rango, una economía agraria, y un país relativamente inhabitado, se convirtió en la primera potencia del mundo.
Millones de individuos de todas partes del mundo, llegaron a sus costas ansiosos de beneficiarse del desarrollo y la enorme riqueza que fueron posibles gracias la libertad y la mínima intervención del gobierno en la economía.
Pero desgraciadamente, este desarrollo sin precedentes y la enorme riqueza que generó no duró mucho tiempo. Gracias a Kant y a la doctrina de Marx, los políticos comenzaron a intervenir en la economía y a crear regulaciones, controles, y mandatos para imponer restricciones hasta que, todos y cada uno de los aspectos de la vida están siendo controlados por una agencia gubernamental u otra.
Hace ya varias décadas, algunos filósofos e intelectuales, vienen proponiendo la revolucionaria idea de separar al Estado de la Economía mediante un acto constitucional.
El gobierno tiene el monopolio de la fuerza, a través de la policía y las fuerzas armadas. Unido a esto, poco a poco ha ido asumiendo el control del mercado creando más y más regulaciones, controles, permisos, restricciones, tarifas arancelarias, licencias e impuestos.
Es cada vez más evidente que el poder económico que ejerce el gobierno, conduce a abusos, corrupción, favoritismo, y en muchos casos, al totalitarismo.
Este control sobre la vida económica de los ciudadanos, ha significado en muchos de los países del mundo la creación de élites gubernamentales, que tienen poder absoluto sobre la población, manteniéndolos en la pobreza y la ignorancia, como sucede con muchos países de África.
En la medida en que el gobierno tiene el control sobre la economía y ejercita sin impunidad el uso de la fuerza, peor se encuentra la población económicamente y mayor es el abuso de los derechos de cada uno de los individuos que conforman la sociedad, como es el caso de Venezuela.
Estos regímenes necesitan el flujo de capital para mantenerse en el poder. Si se les corta el flujo, caerán como las frutas podridas que son.
La separación del estado de la economía traería otro beneficio enorme para la sociedad que lo implemente. Los empleados públicos no generan riqueza. Es el sector privado el que genera la riqueza. En algunos países, como Grecia, el porcentaje de la población que trabaja para el estado es casi tan grande como el sector privado, con la lógica consecuencia que el país está en quiebra desde hace décadas y solo sigue en pie con la infusión de capital de parte de otros países de la Comunidad Europea.
Al eliminar el ejército de empleados públicos, el sector privado doblaría fácilmente su capital, con lo que a su vez sería posible generar nuevas industrias y puestos de trabajo para emplear a los individuos que perdieran su trabajo en el sector público.
Al perder tu poder económico, el estado no tendría herramienta alguna para ejercer control sobre la vida de la poblacion. La función del estado se limitaría a la de proteger los derechos del individuo contra criminales (policía), estafadores (las cortes) y cualquier posible agresión extranjera (las fuerzas armadas).
El país que implementara dicho plan, replicaría el espectacular crecimiento económico y tecnológico que se dio en el Estados Unidos durante el siglo diecinueve, con el obvio beneficio de todos los involucrados. Lampadia