Por Gustavo Yamada
(El Comercio – Portafolio, 22 de julio de 2015)
Beta es la segunda letra del alfabeto griego, importante innovación (fue el primer conjunto ordenado y completo de letras en la historia) de la nación que hoy sufre una de sus peores crisis, debido al desastroso manejo económico en las últimas décadas.
Beta se utiliza universalmente como símbolo en diferentes disciplinas como la estadística, economía y finanzas. Suele representar el coeficiente de una regresión que mide la influencia de una variable sobre otra (por ejemplo, el efecto del nivel de ingreso disponible sobre las cantidades de consumo agregado o de productos específicos). En el campo financiero, beta mide la volatilidad del precio de acciones específicas en relación con la variabilidad del valor promedio de todas las acciones.
En esta columna, proponemos utilizar la letra BETA en el campo educativo laboral: como un acrónimo de la Brecha entre la Educación y Trabajo Actual, sobre todo en lo profesional y técnico. Esta situación puede haber existido desde hace mucho en nuestro país, pues las universidades e institutos no siempre se conectan con las empresas y organizaciones para captar sus demandas de personal y adecuar sus contenidos formativos. Sin embargo, la brecha parece haberse agudizado en los últimos tiempos.
Algunas razones detrás: las necesidades de las empresas y organizaciones están cambiando mucho más rápido en estos tiempos, donde la única constante es el cambio acelerado, mientras que las ofertas de educación superior resultan ser en muchos casos inerciales y estar cada vez más rezagadas. Por otro lado, la cantidad de instituciones y universidades ha crecido enormemente, pero con alta heterogeneidad en calidad y pertinencia, incrementando la posibilidad de brechas en lo individual y agregado.
En un reciente estudio publicado en el portal de “IZA World of Labor” (bit. do/IZA-Yamada), analizamos de manera comparativa la prevalencia de este fenómeno en todo el mundo. Encontramos similitudes en la dirección del ‘boom’, pero diferencias en cuanto a resultados y la forma cómo las políticas públicas atienden las asimetrías de información y el aseguramiento de la calidad, con el fin de amenguar el subempleo y la sobreeducación profesional.
En este sentido, finalmente en el Perú se ha empezado a hacer realidad un sistema de información educativa laboral que coadyuve a reducir esta BETA para beneficio de los jóvenes y todo el país.
Ayer martes 21 se lanzó la primera etapa del observatorio PonteEnCarrera.pe, iniciativa conjunta del Ministerio de Educación, Ministerio de Trabajo e IPAE, que permite por primera vez conocer de manera fidedigna las remuneraciones promedio por carrera e institución de egreso en el país.
Así, los jóvenes pueden informarse de que las especialidades mejor pagadas en el Perú tienen que ver con su rica dotación de recursos naturales y la aplicación de tecnologías para aprovecharlas: las carreras de Geología y diversas ingenierías. Por otro lado, resulta contradictorio aún que la educación esté a la cola de las remuneraciones en un país que necesita a gritos mejorar la calidad de su capital humano, pagando mejor a sus formadores tanto en el sector público como privado. Consideramos que mientras más se difunda este riquísimo portal entre los jóvenes, padres de familia, universidades, institutos y empresas, mayor será su impacto para reducir la BETA. ¡A ponernos en carrera!