Por: Gonzalo Galdos, Vicepresidente de Calidad Académica de Laureate International Universities
Gestión, 23 de diciembre de 2019
Ahora que el licenciamiento de las universidades ingresa a su fase más compleja, en la que se cierran aquellas que no cumplen con los estándares mínimos de calidad, nos preguntamos qué sigue y cómo lograremos que el sistema educativo en su conjunto siga mejorando y se reduzcan las brechas que nos separan del primer mundo.
Los estándares mínimos esgrimidos por la Sunedu fueron como un examen de suficiencia, pero a pesar de su aparente exigencia siguen siendo, como se ha mencionado reiteradamente, condiciones básicas. El gran reto es ahora de una magnitud trascendente: adoptar criterios y estándares de calidad, aún más exigentes, que nos permitan reconocimiento internacional con base en rankings y acreditaciones.
Debemos evitar quedarnos como prisioneros de un licenciamiento perpetuo e incorporar prontamente en nuestras evaluaciones aquellos estándares e indicadores que promuevan un acercamiento dramático entre nuestras universidades y el mundo real. Para ello planteo un debate sobre estándares realmente pertinentes para enfrentar nuestro ingreso como nación en esta turbulenta década del siglo XXI.
Lo primero que se me viene como referencia es una definición fundamental tan antigua como vigente sobre calidad educativa: “un sistema educativo es de alta calidad cuando atienden en forma directa las necesidades de formación del talento profesional requerido para generar el desarrollo y bienestar de su nación”.
Guiados por este objetivo, nos preguntamos qué podríamos pedirle al sistema universitario como futuros e indispensables requisitos. El primer indicador sería el de inclusión; es decir, qué porcentaje de sus alumnos son primera generación familiar en llegar a la universidad. También deberíamos pedirles a las universidades e institutos que garanticen a sus egresados un mínimo de empleabilidad, preguntarles cuántos egresados están ejerciendo la carrera que estudiaron y, lo más importante, qué salario promedio están percibiendo, en comparación con sus colegas.
Finalmente, propongo exigir que el porcentaje de deserción académica se vaya reduciendo.
Dicho en términos deportivos, el licenciamiento fue apenas el calentamiento, el verdadero partido recién empieza, las reglas están cambiando, tienen que cambiar y la nación entera estará en la tribuna.