Los sistemas de telefonía móvil para funcionar requieren dos elementos fundamentales: el terminal o teléfono del cliente y las estaciones base (antenas) que repiten la señal.
En Tokio hay 90,000 antenas instaladas, en Londres 30,643 antenas, en Santiago 4,220 antenas y en Lima y Callao 2,600 antenas. Santiago tiene 6 millones de habitantes, con 33% menos población que Lima y Callao, cuenta con 62% más antenas. Barcelona con solo 1.6 millones de habitantes cuenta con 2731 antenas, casi lo mismo que Lima y Callao, que tiene 5.6 veces más población. En el Estado de Texas con una población de 26 millones, cercana a la del Perú, existen 50,116 antenas. En el Perú existen alrededor de 6,000 antenas solamente.
Estamos atrasados y subequipados. En el Perú se necesita instalar más antenas para cubrir el territorio, asegurar la calidad del servicio, atender la creciente demanda, soportar el creciente tráfico de datos, y proveer nuevos y mejores servicios con nuevas tecnologías a mayor velocidad, como el 4G. Con más antenas, la conectividad se refuerza, se asegura una mejor comunicación y se reduce el impacto visual. Solo para los servicios de 4G se necesitará alrededor de 4 veces más antenas que las existentes.
En cuanto al tema del impacto sobre la salud, el D.S. 038-2003-MTC regula los límites máximos permisibles (LMP) de emisión de antenas de telefonía móvil, basados en los estándares precautorios de la Organización Mundial de la Salud (OMS), utilizados en el mundo, que responden plenamente a la necesidad de proteger la salud pública.
Los operadores de telefonía móvil en el Perú cumplen irrestrictamente los LMP bajo supervisión del MTC. Según la OMS, no se ha demostrado científicamente relación probabilística entre afecciones a la salud y la emisión radioeléctrica de las antenas. Esto no quiere decir que cualquier día será demostrado, sino que la OMS usa este lenguaje. Es su forma de decirlo.
En nuestro entorno, las antenas de telefonía móvil emiten ondas electromagnéticas 40 veces menores a las de un horno microondas casero, y 8000 veces menores a las de antenas de estaciones de radio y canales de televisión abierta. El MTC, Inictel y Concytec han realizado mediciones confirmando que las ondas de los servicios móviles no superan el 2% del límite máximo precautorio establecido por la OMS.
Las antenas tienen que estar desplegadas en toda la ciudad, donde está la gente que usa los teléfonos móviles. No cabe la posibilidad de ubicarlas en zonas autorizadas únicamente, pues sería imposible brindar un servicio continuo, y la gente al desplazarse sufriría cortes de las llamadas al atravesar zonas sin antenas.
Las municipalidades, ante la presión de vecinos preocupados por un supuesto riesgo de salud, optan por no dar permisos para la instalación de antenas contraviniendo normas de alcance nacional, que específicamente obligan a las municipalidades a brindar facilidades para la ampliación de la cobertura del servicio.
Evidentemente, el MTC, Osiptel y los operadores necesitan comunicar mejor, y explicar a la población que la salud no está en riesgo, y que sin antenas es imposible brindar un servicio continuo.
Publicado en Correo, 17 de noviembre de 2013