Por: Gonzalo Prialé, Expresidente de AFIN
Gestión, 28 de agosto de 2018
Para tener una idea del atraso que sufrimos en materia de transporte masivo, en esta entrega les comparto una panorámica de los problemas actuales en Lima Metropolitana, contrastándola con una visión del futuro en las megaciudades civilizadas del mundo moderno.
Seguimos sin saber qué hacer
AFIN señaló que los habitantes de Lima y Callao pierden unos 6,250 millones de dólares anuales, valorizando el mayor gasto de combustible y el tiempo desperdiciado por las personas detenidas en el tráfico, sin considerar el perjuicio al medio ambiente por la congestión, ni el sobrecosto logístico por el caos vehicular; todo ello debido a la ausencia de un sistema de transporte masivo, la falta de articulación de los servicios existentes y la escasa coordinación entre las autoridades responsables. Las pérdidas estimadas de un año exceden el costo de construir, operar y mantener una nueva línea subterránea del Metro de Lima.
En una metrópoli como Lima opera una sola línea de Metro con 35 km y 26 estaciones, más otra en construcción desde el 2014, con apenas 20 % de avance en sus 27 km. Santiago de Chile, con la mitad de habitantes que Lima, tiene 5 líneas en operación y una en construcción que suman 78 km y 94 estaciones. México DF, con dos veces la población limeña, tiene 12 líneas de Metro operativas en 226 km y 195 estaciones. En Panamá, pequeña ciudad de 1.7 millones de habitantes, opera una moderna línea y hay otra en construcción, que suman 37 km y 31 estaciones. Ni hablemos de Sao Paulo. Lima está atrozmente rezagada.
Lava Jato causó pánico, paralizó la burocracia, e impulsó al ministro de turno a postergar indefinidamente los procesos de las líneas 3 y 4, que contaban con estudios avanzados y fechas estimadas para concursarse. Excusas nunca faltan para dejar de lado las cosas calientes y complejas en vez de solucionarlas.
Para salir del atraso, necesitamos acabar con tantas marchas, contramarchas y estudios interminables, y comenzar a tomar decisiones técnicas ya. Entre otras, la decisión clave respecto a la contratación de PMO (empresas globales especializadas en formular y gestionar proyectos) para cada línea. Aquí, la cooperación del Gobierno británico ofrecida al Gobierno peruano en infraestructura, podría ser valiosa.
La inversión estatal, la inversión privada y las asociaciones público-privadas son la llave para encarar eficazmente este gigantesco reto con transparencia, dentro de procesos bien preparados, adoptando sistemas inteligentes de transporte. Todos debemos hacer nuestras tareas para recuperar el tiempo perdido. El mundo no nos va a esperar.
El transporte en el futuro
Una mirada al mundo que se viene, sirve para cobrar una idea de lo dramático de nuestro atraso.
Ahora y en el futuro, el transporte masivo podrá ordenarse mejor, pues no depende de las decisiones arbitrarias de miles de conductores individuales. En horas pico, cuando las calles se congestionan, el transporte masivo en superficie y subterráneo resulta ventajoso por dos razones. Una, transporta mucha gente en un mismo vehículo grande y usa eficientemente la energía. Dos, no ocupa pistas si es subterráneo o transita en corredores segregados para buses, a velocidad, con frecuencia y duración de viajes confiables.
El transporte masivo en ciudades modernas tiene algunos problemas: paradas frecuentes que alargan los viajes, estaciones congestionadas junto al hecho de tener que viajar apiñados en ciertas horas, y la necesidad de cambiar de línea con esperas adicionales.
Fuera de las horas pico, es poco probable que la gente prefiera el transporte masivo. Y cuando en unos años más, Uber pueda operar autos electrónicos privados y colectivos sin chofer, el costo del transporte que ofrecerá será similar al del transporte masivo tradicional.
En las décadas venideras, vehículos inteligentes manejados por computadoras brindarán transporte de bajo costo, en combinación o coexistiendo con vehículos tradicionales, dependiendo de la longitud del viaje y la hora del día. Dilucidar la mejor opción para la sociedad, requerirá determinar la cantidad de personas / dirección /hora que se puedan mover en cualquier sistema y su costo comparado.
¿Y cuál sería el futuro de las líneas de Metro? Los expertos señalan que siempre jugarán un rol, sobre todo en las megaciudades, y que posiblemente se tenderá a utilizar trenes subterráneos continuos y largos, sin vagones separados, donde la gente no viaje como sardinas. La Autoridad Metropolitana del Transporte de Nueva York espera probar unos prototipos a partir del 2020, que además servirán para reemplazar trenes de 40 años de antigüedad en las viejas líneas A y F, como parte de un presupuesto de modernización del NY Subway de 2.7 billones de dólares.