El ministro Castilla, tras participar en el Foro Económico Mundial en Davos, informó sobre el gran interés de los inversionistas por los sectores minería e infraestructura en el Perú, añadiendo que se podría delinear un programa de 5 años de APPs para consolidar el atractivo del país como destino de inversiones de envergadura.
¿Cuál fue el enfoque de Davos sobre las necesidades de infraestructura a nivel global y cómo financiarla? Históricamente, la inversión en infraestructura, con retornos moderados pero estables en el largo plazo, ha servido para diversificar riesgos dentro de los portafolios de los inversionistas globales.
En los últimos años la enorme liquidez disponible, producto de la maquinita, es decir las «facilidades cuantitativas» otorgadas por los bancos centrales en los países ricos más grandes, ha hecho caer los rendimientos de los depósitos y los costos del dinero a niveles históricamente bajísimos, de modo que las inversiones en infraestructura se han vuelto particularmente atractivas. Pero hay más.
Según el consenso en Davos, en los años siguientes habrá una gran demanda para desarrollar infraestructura de uso público en los países ricos y en los emergentes, pues todos son ahora conscientes de la necesidad de mantener o ganar competitividad y sobre todo liberar su potencial de crecimiento de largo plazo, porque la infraestructura tiene efectos perdurables.
Según el McKinsey Global Institute, el mundo necesitará 57 trillones de dólares (¡más de tres veces el PBI estadounidense!) de inversión en infraestructura hasta el 2030, solo para sostener el crecimiento global proyectado. Como el gasto público o estatal en obras es engorroso, y está limitado por restricciones fiscales y debilidades de gestión, el rol de la inversión privada en asociaciones público privadas (APP) se vuelve crucial.
En general, los inversionistas institucionales y los mercados de capitales pueden contribuir a financiar esta inmensa necesidad global, dado que los grandes proyectos de infraestructura tienen flujos estables y predecibles de largo plazo, con mantenimiento asegurado en las APP, muy limitado historial de incumplimientos, y resultan bastante atractivos para los fondos de pensiones y las aseguradoras. Sin embargo, globalmente solo 2% de sus portafolios están dedicados a infraestructura.
Algunos avances recientes: seis aseguradoras indicaron que invertirán cerca de 50 billones de dólares en el plan nacional de infraestructura británico. Los fondos de pensiones canadienses han triplicado su inversión en APPs desde el 2010.
Haríamos bien en lanzar aquí pronto un programa de proyectos de APPs 2014-2018 por unos $12,000 a $14,000 millones anuales, para posicionarnos y competir con tantos otros países interesados en atraer inversiones de grandes jugadores.
En esta línea, para empezar, estamos cerca de contar este año con una cartera de proyectos adjudicados por ProInversión, que superará los $15,000 millones y requerirá un esfuerzo financiero muy grande. Si se piensa poner en marcha APPs cada año por 6% a 7% del producto, se necesitaría ampliar a 2% del producto el fondo estatal de cofinanciamiento de APPs creado este año con 1500 millones de soles.
Igualmente, autorizar mayor cupo de inversiones en APPs a las AFP y las aseguradoras; y revisar la manera de contabilizar el tope establecido de 7% del producto en garantías soberanas o contingencias asumidas por el Estado en APPs cofinanciadas, neteando ingresos y beneficios indirectos, en los tres años en curso, no durante la vida del proyecto.
Este esfuerzo financiero necesita ser acompañado por una cruzada nacional contra las trabas municipales y la permisología que asolan las APP.
Publicado en Correo, 2 de febrero de 2014