Entrevista a Gianfranco Castagnola, Director ejecutivo de Apoyo Consultoría
Por: Nicolás Castillo
El Comercio, 15 de julio de 2018
Gianfranco Castagnola hace un análisis sobre el desenvolvimiento de la economía peruana y los riesgos internos y externos que enfrenta. Exhorta al gobierno a que aproveche la oportunidad que tiene para liderar la reforma del sistema judicial.
—La tensión comercial empieza a escalar en el mundo y golpea el precio del cobre, pero al mismo tiempo hay indicadores de actividad positivos. ¿Cuál es la situación de la economía peruana?
Ya se puede hablar de que hay una recuperación de la economía evidente y generalizada. Tenemos un primer semestre en el que la economía debería haber crecido en más de 4% y hay una serie de indicadores que avalan esto. Estamos en un nuevo escenario que en el Perú es viejo, donde tenemos que la economía empieza a recuperarse mientras que el frente institucional político sigue deteriorándose. Sabemos que esto no es sostenible en el mediano plazo. Pero en el corto plazo sí lo podemos ver.
—¿Qué factores están detrás de esta recuperación?
Esta recuperación tiene dos motores principales, uno es el crecimiento de la inversión pública, que finalmente ha ocurrido. La inversión pública en el segundo trimestre ha crecido en cerca del 20%, una tasa bastante elevada. El segundo motor es el viento a favor del mundo. Si bien esperamos una moderación del crecimiento internacional en el futuro, hasta el momento ha venido contribuyendo.
—¿Esta recuperación se está reflejando en los ciudadanos?
La economía ha empezado a moverse y ya no solo es la inversión pública y los sectores vinculados a los ‘commodities’ y a la pesca los que responden, sino también la demanda interna empieza a recuperarse. Dentro de la demanda interna, el consumo privado muestra un comportamiento más positivo que el que tuvo en los años anteriores. El consumo privado depende mucho de la masa salarial, que es el número de empleos multiplicado por las remuneraciones. La masa salarial que en el 2016 crecía a 2%, este 2018 crece por encima del 4%.
—Mencionó que espera una moderación del crecimiento internacional, ¿hasta qué punto esto implica un riesgo para nuestra economía?
Siempre hemos dicho que se debe esperar una moderación del crecimiento mundial en los siguientes años, producto del retiro de los estímulos monetarios en EE.UU. y Europa, y fiscales en EE.UU. Además, en China se están haciendo regulaciones para moderar la expansión del crédito. Todo esto ha hecho que el FMI prevea que en los siguientes dos o tres años el crecimiento de nuestros principales socios comerciales como EE.UU., la Eurozona y China se modere. En medio de todo esto, aparece un primer riesgo para la economía peruana: la guerra comercial.
—¿Cuál es la magnitud de la guerra comercial?
El temor a una guerra comercial ha tenido un impacto negativo, sobre todo en las variables financieras, como el precio de los ‘commodities’, en las bolsas y en las monedas de mercados emergentes. Pero si se convierte en una guerra, las consecuencias dejan de ser solo financieras y pueden afectar el crecimiento de la economía mundial. Mientras no ocurra eso, la economía peruana va a seguir creciendo como lo ha venido haciendo en el primer semestre.
— ¿En qué momento el riesgo sobre una guerra comercial puede empezar a afectar el crecimiento global?
El problema es si Estados Unidos cumple la amenaza de fijar aranceles a US$200.000 millones más de bienes chinos, porque inmediatamente China va a responder. Además, EE.UU. quiere fijar restricciones a la importación de vehículos, que implica US$350.000 millones de comercio. Si sumamos los nuevos aranceles a los productos chinos con los de los vehículos, estamos hablando del 7% de las exportaciones globales y esto sí es un riesgo mayor.
—En lo que va del año, el precio del cobre cae a niveles de 13,9%. ¿Esta caída afectará nuestra economía?
Hay varios mecanismos de transmisión de la variación del precio de los ‘commodities’ a nuestra economía. Uno, en el muy corto plazo, es a través de la inversión en exploración, recaudación fiscal, gastos de las mineras; y luego, en el desarrollo de proyectos. Los proyectos que se piensa que se van a desarrollar pronto, como Mina Justa por US$1.300 millones, Quellaveco por US$5.000 millones y la ampliación de Toromocho por US$1.300 millones, salvo que haya un derrumbe extraordinario, intuiría que se mantienen. El tema es para los siguientes proyectos que tienen que entrar en el ‘pipeline’. Con este nivel de incertidumbre podrían atrasarse.
—Con esta situación, ¿cuál es su proyección para el crecimiento del PBI del segundo semestre y el 2019?
Hoy el nivel de incertidumbre es bastante elevado. Estamos en revisión de nuestras proyecciones. Si no hubiera un sobresalto mayor y todo está bajo control, crecer a un promedio de 4% entre el 2019 y el 2021 es absolutamente alcanzable, siempre y cuando no haya un deterioro de estas condiciones internacionales y de las condiciones institucionales en el Perú. Estas previsiones ya incorporan para el 2019 un segundo riesgo, que es el de las elecciones regionales y locales.
—¿Cuánto esperan que crezca la economía en este año?
Nuestra proyección original es 3,5% y cuando tengamos más claro el panorama, podríamos subirla. La semana pasada tuvimos una reunión del servicio de asesoría empresarial (SAE) e hicimos varias preguntas a nuestros clientes sobre cómo esperan que el Perú llegue al 2021 en comparación con la situación actual, desde varios ámbitos como gestión del Estado, lucha contra la corrupción, etc. En actividad económica, el 59% cree que vamos a estar mejor que ahora. Cosa que no ocurre en sus perspectivas de seguridad ciudadana, solo el 10% cree que vamos a estar mejor.
—¿Qué otros riesgos internos, además del cambio de gobiernos subnacionales, enfrenta nuestra economía?
Para que el crecimiento sea sostenible, el gobierno tiene que hacer más de lo que hace ahora. No podemos depender de la recuperación de la inversión pública y del viento favorable de la economía mundial para sostener el crecimiento de mediano plazo. Si bien este es un gobierno muy peculiar al cual no se le pueda pedir un ambicioso plan de reformas, sí debemos exigirle un plan mínimo. No se trata de llegar al 2021 tal como estamos ahora, tenemos que mejorar en algunos ámbitos y ahí sí hay espacio.
—¿Cuál es la percepción de los empresarios sobre la gestión del Ejecutivo?
Cuando uno le pregunta al mundo empresarial qué es lo más preocupante para la economía peruana en los próximos 12 meses, uno podría decir que es el escalamiento de la guerra comercial, los conflictos sociales, pero no. Lo que más les preocupa es la poca claridad del Poder Ejecutivo para la implementación de políticas económicas. Si bien tenemos un ministro de Economía serio, sólido y experimentado, no queda claro hacia dónde apunta el resto del Gabinete. No se ve un liderazgo y una claridad de ideas, y eso se transmite al sector empresarial.
—¿Con la revelación de los audios de funcionarios del sistema de justicia la percepción sobre el gobierno podría deteriorarse más?
Todos estos audios que estamos escuchando en estos días sobre la descomposición del sistema judicial generan una oportunidad para que el gobierno lidere una reforma de este sistema. Si producto de esta crisis no hay una respuesta adecuada de nuestra institucionalidad, este gobierno va a tener un problema serio de credibilidad.