Entrevista a Gianfranco Castagnola
El Comercio, 4 de abril de 2021
A una semana de que los peruanos vayan a las urnas, el presidente ejecutivo de Apoyo Consultoría y presidente del directorio de Scotiabank, Gianfranco Castagnola, hace un balance de la situación económica y la coyuntura electoral en el país.
—¿Cómo ves el ritmo de recuperación económica?
La economía peruana, luego de la drástica cuarentena del año pasado, empezó a recuperarse a partir de setiembre. El ritmo de recuperación fue superior a lo esperado hasta enero, cuando llegó la segunda ola. Desde entonces, ese ritmo empieza a ser afectado por una gran incertidumbre que tiene dos fuentes bastante obvias.
La primera es la pandemia. El COVID no cede y la luz al final de túnel, que es la vacunación, existe, pero debido a uno de los tantos legados negativos que nos dejó el presidente Martín Vizcarra, que son innumerables y que la historia juzgará, no compramos oportunamente vacunas. Entonces, nuestro túnel aparentemente será muy largo. […] En segundo lugar, está la incertidumbre electoral. Es cierto que cada cinco años tenemos esta sensación de salto al vacío, pero creo que esta vez es distinta porque venimos de años muy complicados, donde el sistema político colapsó.
—En el corto plazo, ¿ alguna de esas incertidumbres está afectando más que la otra?
En el cortísimo plazo, la crisis sanitaria restringe la actividad económica, genera comportamientos de reactivación económica muy dispares. La recuperación económica se ha estado dando con forma de ‘K’, donde algunos sectores se han recuperado rapidísimo, como la construcción, por ejemplo, y otros como esparcimiento o turismo siguen en caída. En el corto plazo esos sectores están complicados, pero sobre ese tema sanitario se viene esta ola de incertidumbre por el tema político. ¿Quién nos gobernará? ¿Cómo será la relación del Poder Ejecutivo con el Legislativo? Este punto será mucho más importante de lo que era antes.
—¿Aún se puede crecer a doble dígito este año?
Si vacunamos en la segunda mitad del año a buena parte de la población creo que nos podemos acercar. Crecer 9% o 10% está dentro de lo posible. Me preocupa mucho más lo que venga el 2022 porque ello va a depender más de salir de la pandemia y de lo que haga el siguiente gobierno.
—Antes de la pandemia ya teníamos una economía que crecía por debajo de su potencial. ¿A qué tasas deberíamos estar creciendo una vez que pase esta incertidumbre sanitaria, esté la población vacunada y recuperemos el nivel de producción pre-COVID?
Va a depender mucho del siguiente gobierno, de lo que haga para recuperar sobre todo la inversión privada. Vemos en los planes de gobierno de varias fuerzas políticas un énfasis en la reactivación económica basada en el gasto público y en la inversión pública, y creo que esa es una visión equivocada porque la inversión privada equivale entre cuatro y cinco veces en tamaño la inversión pública. Entonces, un punto de crecimiento de la inversión privada mueve mucho más la economía que la inversión pública. Incluso un partido promete 10% del PBI en gasto en Educación, otro 6% en Salud. Entre esos dos hay 16%. No es posible, eso es casi todo el presupuesto del Perú.
—¿Qué otros temas te preocupan de los planes de gobierno?
Creo que en muchos planes de gobierno uno encuentra la agenda equivocada. […] algunas fuerzas políticas plantean un mayor gasto sin generar las condiciones para que crezca el sector privado y se generen los impuestos que los financien. Además, se va a requerir subir algunas tasas. Yo no descarto que el siguiente gobierno tenga que contemplar aumentar el IGV en un punto. Lo digo como un ejemplo, no lo propongo. Creo que estos son los temas que deberían estar discutiéndose, pero en los planes de gobierno no veo una agenda que promueva la inversión privada, el crecimiento económico, la competitividad, la diversificación productiva, el restablecimiento del equilibrio fiscal, etc.
—Varios candidatos dicen que no van a crear nuevos impuestos. ¿No lo ves sostenible para mantener una caja fiscal ya de por sí gastada?
Es imposible. Podemos tener un impulso fiscal este año, pero luego vamos a tener que ordenar las cuentas fiscales. En los últimos 30 años, una fortaleza del Perú siempre ha sido su manejo fiscal ordenado y su relativamente bajo nivel de endeudamiento público, pero ya estamos pasando el nivel de 35% de deuda sobre PBI. No es que este sea demasiado alto, pero es un elemento diferenciador y es importante mantenerlo. Si nos vamos a 40% o 50%, bajarlo será bien complicado. Colombia, que tiene cerca de 60% de endeudamiento sobre PBI, está sufriendo para volver a nivel un poco más razonable.
Creo que no hay mucho espacio para políticas fiscales expansivas hacia el 2022 en adelante. Más bien, vamos a tener que recuperar el equilibrio fiscal y confiar mucho más en el sector privado, pero no veo eso expresado en los planes de gobierno. Incluso el candidato que va puntero quiere socavar la minería con una muy mala idea de cambiar la legislación de las concesiones mineras.
—Sobre minería, ¿cómo interpretas el mensaje de tres candidatos que dicen que Tía Maria no va? ¿De qué manera puede afectar la inversión extranjera?
Es un mensaje muy malo porque el Perú es un país donde la minería juega un rol fundamental en la economía, en generación directa e indirecta de empleo, de recursos fiscales, de movimiento económico. Yo soy tacneño y creo que el impacto que tiene la minería en Tacna es realmente importante. En Moquegua también lo es. El movimiento económico es potente y estamos renunciando a priori a un proyecto como Tía María, a pesar de que la empresa en los últimos dos años ha hecho un trabajo de acercamiento a la población importante. Hacer esto sin escuchar a las partes y tratar de buscar un acercamiento es un grave error.
—¿Qué expectativas tienen los empresarios más allá de las elecciones respecto a sus decisiones de inversión?
Los empresarios que ya están invirtiendo en el Perú tienen que seguir hacia adelante, pero evidentemente ya hay actividades como la agroindustria, por ejemplo, que empiezan a mirar a otros países. La agroindustria empieza a mirar a Colombia, por ejemplo.. El capital es móvil. La gente ideologizada no entiende eso. El capital se mueve sin problemas de un país a otro. Entonces, evidentemente hay algunos sectores que pueden estar más nerviosos que otros. Pero en general hay una vocación muy grande del empresario peruano a seguir invirtiendo, aunque se tienen que dar condiciones mínimas para ello. La inestabilidad en las reglas de juego, estos cambios bruscos que se han visto sobre todo con este último Congreso de una manera tan irresponsable, socavando los cimientos de nuestra economía, generan un nerviosismo que ralentiza las inversiones.
—Menciona la agroindustria, que es un buen ejemplo de modificicaciones imprevistas en la legislación. ¿En qué medida estos cambios normativos no esperados pueden afectar la demanda interna?
Definitivamente mucho. Por eso creo que las autoridades que nombre el nuevo gobierno constituyen una primera señal de hacia dónde quiere ir. Cuando uno vio el primer gabinete del presidente Vizcarra, rápidamente notó que era un gobierno que apenas aspiraba a una medianía en la gestión pública -con excepción del canciller, la ministra de Economía y por ahí una o dos personas más-. Esa medianía, y mediocridad en algunas carteras como la de Salud, nos ha costado muchísimo.
—Con toda esta incertidumbre, ¿creerías que la calificación de riesgo del Perú está en peligro?
Yo creo que estamos en observación por las calificadoras de riesgo. En función a los resultados electorales, a los anuncios que se hagan de autoridades nombradas y a los que estos hagan en materia de política económica, hay un peligro evidentemente de que nos bajen la calificación de riesgo y que todo lo que ha costado tanto construir en los últimos 30 años empiece poco a poco a deshacerse.
—El Índice de Confianza del Consumidor de Apoyo volvió a su punto más bajo en febrero e igualó el resultado de abril del 2020 (36/100). ¿Por qué el golpe de la segunda cuarentena fue tan fuerte?
Es básicamente por el mercado laboral. En la cuarentena de febrero tuvimos un nuevo retroceso en los niveles de empleo y, por tanto, también de salarios promedio en Lima. En febrero se registró una contracción de 23% del empleo total y 45% del empleo adecuado, y 14% de los salarios promedio. Como se cerró parcialmente la economía, la gente que había estado volviendo a sus empleos dejó de hacerlo. Una pregunta de la confianza es cuántas facilidades estás viendo para encontrar trabajo. Y ese es el elemento que se desplomó.
—¿Podemos aguantar nuevas cuarentenas desde el punto de vista económico?
Cada vez es más difícil porque la gente ha ido consumiendo sus ahorros. El costo del cierre que hizo el presidente Vizcarra nos está pasando la factura. Cerró tanto que tuvo que entregarle mucha plata a la gente para paliar los costos del cierre. Y eso tuvo un costo fiscal que ahora reduce el margen de lo que se puede hacer. Yo creo que hasta que no esté vacunada buena parte de la población vamos a tener que seguir sufriendo este tipo de cuarentenas parciales, aperturas, nuevas cuarentenas. Reitero, es el costo de no haber adquirido vacunas a tiempo.