Fundación para el Progreso – Chile
Gerardo Varela
Publicado en El Mercurio
08.06.2024
Glosado por Lampadia
Si alguien dijo que «Estados Unidos innova, Asia produce y Europa regula», probablemente lo hizo después de visitar Bruselas que se ha transformado en un nirvana burocrático.
Ahora voy a escribir de algo distinto para darles buenas y malas noticias desde el viejo continente. Con una delegación privada de chilenos vinimos a Europa donde visitamos la Asamblea Nacional de Francia y nos reunimos con la diputada que representa nuestra región. Nos recibió el profesional embajador de Chile en París y la embajadora chilena ante la Comunidad Económica Europea (CEE), con sede en Bruselas, quien está concluyendo una tarea enorme como es el nuevo tratado de cooperación y libre comercio con Europa, un logro magnífico de nuestra diplomacia. Como siempre, París estaba lloviendo, lleno de policías y concentrado en Roland Garros mientras se prepara para las Olimpíadas.
En Paris visitamos Le Figaro, el diario más importante de Francia que, después de su adquisición por el grupo Dassault, ha devenido en un conglomerado de comunicaciones, prensa y publicidad. Es un alivio saber que existen modelos de negocios multiformato que muestran una alternativa rentable para la prensa libre. Sus ejecutivos muestran cómo el ingenio humano y el industrioso capital privado son capaces de rescatar y reinventar una industria que constituye el pilar de una sociedad libre.
Visitamos la OTAN, esa organización político/militar que nace al término de la Segunda Guerra Mundial y que, bajo el concepto de «Russia out, America in and Germany down» (Rusia fuera, EEUU comprometida y Alemania sometida), ha logrado mantener la paz en un continente azolado por las guerras. La OTAN es una organización defensiva que prueba la fortaleza de la disuasión y la conveniencia de tener aliados para defenderse de los matones. Treinta y dos países unidos por un pacto donde el ataque a uno de ellos se considera un ataque a todos.
Hoy la OTAN se muestra inquieta, como lo está la mayoría de Europa. A menos de tres horas de vuelo de Bruselas, tienen una guerra cruenta, con una Rusia dictatorial y belicosa, liderada por un ex agente de la KGB que encabeza una asociación gansteril (por eso reúne todas las condiciones para ser apoyada por el PC chileno).
Visitamos la sede de la CEE, que es un ejemplo positivo de cooperación internacional y negativo de burocracia.
Si alguien dijo que «Estados Unidos innova, Asia produce y Europa regula», probablemente lo hizo después de visitar Bruselas que se ha transformado en un nirvana burocrático.
El tiempo transcurre en calma, todos los extranjeros viven en atmósfera controlada, con buenos sueldos, inamovilidad laboral y sin urgencias, financiados por los sufridos contribuyentes de sus países.
Miles de diplomáticos viven tax free, con mucha plata para gastar y dando lecciones al resto del mundo sobre como conducir su vida.
Europa sufre del exceso de burocracia, la falta de emprendedores, su déficit de nacimientos y una inmigración creciente que no comparte los valores de la Ilustración que hacen posible una sociedad libre. Sólo imagínese si al problema migratorio en Chile le agregáramos el desprecio de esos inmigrantes a la democracia, a la tolerancia religiosa, a la igualdad ante la ley y a los derechos de las mujeres.
Concluimos nuestro viaje visitando las playas de Normandía, donde se celebraban los 80 años del desembarco que recuperó Europa para la libertad y la democracia.
Finalmente, habiendo visitado Bruselas, limpia y civilizada, quiero desmentir al alcalde Sharp. Salvo unos grafitis por aquí y por allá, la sobreabundancia de burócratas y unos edificios a maltraer, Bruselas no se parece en nada a Valparaíso y sí tenemos mucho que envidiarle. Lampadia