“El haber escogido al Cusco para la cumbre de Runasur constituye un golpe maestro de simbología política”.
Por Francisco Tudela, Excanciller y consultor internacional
El Comercio, 05 de diciembre de 2021
Oculta por la tremenda crisis de gobernabilidad que atraviesa el Perú y en vísperas de que el Congreso de la República discuta la declaración de vacancia del presidente Pedro Castillo por escándalos que implicarían dineros públicos y vinculaciones con el Movadef, tendrá lugar en el Cusco, entre el 21 y 22 de diciembre, y con la anuencia del Gobierno Peruano, lo que viene a ser la cumbre geopolítica más ambiciosa ideada por el Foro de São Paulo hasta ahora: el Runasur de Evo Morales.
La cumbre cusqueña del Runasur, en palabras del expresidente boliviano Evo Morales –que ha sido declarado “persona no grata” por el Congreso del Perú–, busca “la reconstitución de la América plurinacional de nuestros ancestros”. Evo Morales inclusive ha elaborado un decálogo para el Runasur: unas nuevas tablas de la ley del socialismo neomarxista antinacional, racialista y autogestionario, que gobernaría las Américas desde el Río Grande hasta Tierra del Fuego, de triunfar finalmente el castro chavismo indigenista.
El haber escogido al Cusco para la cumbre de Runasur constituye un golpe maestro de simbología política. Así, el Runasur puede reclamarse del imperio de los incas, del Tahuantinsuyo, en la mismísima capital incaica, exacerbando los furores antihispánicos, antioccidentales, antiamericanos y antiliberales, de un indigenismo marxista –que incluye tanto al partido Perú Libre, del presidente Pedro Castillo, así como al régimen del Movimiento al Socialismo (MAS) del presidente Arce, sucesor de Morales en la presidencia de Bolivia–.
El concepto ‘plurinacional’, en su versión indigenista americana, es una invención del MAS boliviano. Es la doctrina de la “asimetría constitucional” entre las comunidades étnicas dentro de un país, que anula así, deliberadamente, el concepto unitario de nación y cómo existe en todas las constituciones peruanas, incluyendo la de 1993.
El concepto es marxista y busca el antagonismo entre las “etnias oprimidas” y los grupos sociales “dominantes”. Por eso, esta doctrina de la lucha de clases propone derechos constitucionales diferentes según se pertenezca a las etnias “oprimidas” o a las clases “dominantes” y “neoliberales” en el poder. Se trata de una doctrina similar al mariateguísmo o a la indoamérica del primer Haya de la Torre, así como al etnocacerismo de los Humala, pero ahora en versión constitucional boliviana, la que será promocionada para el Perú, en el Cusco, por Evo Morales, haciendo uso de toda la mitología del imperio de los incas.
Hay quienes dicen que esta será una reunión indigenista más, desprovista de fuerza política. No lo creo, pues bien analizada constituye el germen inicial de una nueva geopolítica continental antagónica a Occidente, tal como lo ha señalado Evo Morales en su convocatoria, calificándola de “anticapitalista, antiimperialista y anticolonialista”. Una ideología de este tipo reformula el marxismo-leninismo en términos étnicos. Y como fuera el caso del paneslavismo, del separatismo vasco de Sabino Arana o del independentismo catalán del pujolismo, representa una invención para fracturar las nacionalidades existentes –entre ellas, la peruana–, en aras de una utopía racialista que puede devenir en una amenaza real a nuestra unidad nacional y territorial en el futuro.
Runasur no solo es antagónico a Occidente como realidad política y económica situada en el hemisferio norte de nuestro planeta, sino que es hostil a toda expresión filosófica y económica de Occidente dentro de cada uno de nuestros países. Esto es, revestido de reivindicaciones históricas indigenistas, el marxismo leninismo en clave plurinacionalista empieza a atacar con argumentos étnicos a quienes no participan de su visión socialista
Estamos frente una agresión política neomarxista novedosa contra los que creen en una democracia representativa donde todos los ciudadanos gozan de los mismos derechos, de la libertad económica, de la propiedad privada y de los valores tradicionales transmitidos socialmente durante quinientos años en nuestro Continente. Un conjunto de ideas que ahora serán presentadas como una forma de discriminación racial por los partidarios del decálogo de Evo Morales.
Ahora se entiende por qué en el Perú no hemos celebrado el bicentenario con la importancia que este merecía. Ahora sabemos por qué desde la Presidencia de la República solo hemos escuchado afirmaciones que denuestan los 200 años de República, calificándolos como dos siglos de latrocinios, repudiando, además, toda nuestra historia de los últimos 500 años, aprovechando para hacerlo el mensaje presidencial del 28 de julio y la presencia del rey de España en nuestro suelo. El Runasur que este Gobierno permitirá el 21 y 22 de diciembre en el Cusco solo traerá divisiones y peligros para el Perú.