Por: Fernando Rospigliosi
Expreso, 4 de diciembre del 2023
La mafia caviar ha emprendido una fulminante campaña para retomar el control de la fiscalía de la Nación y repetir la faena que iniciaron el 2018, cuando la capturaron: usarla como un poderoso instrumento político para perseguir a sus adversarios y proteger a sus aliados y amigos.
Las consecuencias de la brutal campaña de politización de esa importante institución se están manifestando ahora. Grupos rivales enfrentados furiosamente; magistrados fracasados, prevaricadores y corruptos, que se creen impunes y rompen todas las pautas de comportamiento razonable y comedido que deberían mantener; funcionarios que con absoluta desfachatez filtran información reservada a sus medios amigos con propósitos políticos; oficiales inescrupulosos que fabrican historias falsas para acosar y encarcelar a los rivales de sus superiores del momento, obteniendo a cambio ascensos inmerecidos y beneficios económicos, etc.
Y, con el cinismo que los caracteriza, los caviares ahora chillan por las destructoras consecuencias que han tenido sus maniobras para conquistar el Ministerio Público (MP) y la vil utilización que de él han hecho.
En estos momentos están usando exactamente la misma plantilla que utilizaron para liquidar al fiscal Pedro Chávarry y hacerse del poder en el MP.
A Chávarry lo demolieron con una monstruosa campaña de prensa basada en medias verdades y falsedades completas. Para ese propósito, inventaron una supuesta organización criminal, “los cuellos blancos” y, sin ninguna evidencia, lo vincularon a ella. En realidad, lo que existía era una red de corrupción en el sistema judicial, magistrados deshonestos que intercambiaban favores para cometer delitos.
El mismo siniestro sujeto que construyó esa diabólica trama, es el que ha manufacturado la burda imputación a la fiscal Patricia Benavides, acusándola de ser cabeza de una supuesta organización criminal.
Esa denuncia carece por completo de sustento y no pasaría de ser una anécdota, si no fuera por el inmenso despliegue de mentiras y falsedades que los medios que la mafia caviar influye o controla, machacan todo el día y todos los días desde el inicio de la campaña.
Y, por supuesto, por la pérfida acción de la Junta Nacional de Justicia (JNJ), creada por la coalición vizcarrista, precisamente para hacer lo que está perpetrando ahora: mantener -o recuperar- el control del MP y el sistema judicial para los caviares.
Las acusaciones publicadas hasta ahora contra la fiscal Benavides son ridículas. Ya se ha demostrado que no existió un grupo de 37 congresistas sobornados para una votación y que fue desmentido por la propia Marita Barreto. Los “niños” son otros y Benavides sí los ha acusado.
Otra absurda falsedad es la influencia que pudo haber tenido Benavides en la elección de Josué Gutiérrez como Defensor del Pueblo, a quien su asesor no respaldaba. Hace poco los caviares aullaron porque la supuesta alianza “fujicerronista” lo había nominado. Ahora sin inmutarse, cambian su versión.
En síntesis, hay que rechazar con toda firmeza esta inmunda maniobra y defender la institucionalidad y a Benavides que, con sus errores, está impidiendo que los caviares retomen el poder en la fiscalía.