En la carrera por la innovación tecnológica
Fernando Ortega San Martín
MBA, Chair del Nodo Perú de The Millennium Project
Para Lampadia
En su último informe sobre innovación, Deep Tech: la nueva ola, el Banco Interamericano para el Desarrollo (BID) nos muestra la realidad presente, pero sobre todo, las oportunidades que se presentan para América Latina si se inserta en la nueva corriente de creación de empresas Deep Tech.
Deep Tech es un término no muy nuevo pues data del 2014 y fue creado por Swati Chaturvedi, de la Sociedad de Inversiones Propel(X), quien lo definió así: “Las empresas Deep Tech están construidas sobre descubrimientos científicos tangibles o innovaciones de ingeniería. Tratan de resolver los grandes desafíos que realmente afectan al mundo.” Definición algo soñadora pero que, en realidad, marca el espíritu audaz con que nacen estas empresas.
En el estudio mencionado del BID, se observa que las Deep Tech se concentran en la Tercera (y en la Cuarta) Generación de Tecnologías de la Convergencia NBIC (de la que ya traté en artículos anteriores): Robótica, Spacetech, Biotecnología de próxima generación, Blockchain, Movilidad Avanzada, Inteligencia Artificial, Energías Limpias, Materiales Avanzados, Manufactura Avanzada, Tecnologías de la Salud y Computación Infinita.
Siguiendo con los resultados del estudio, el BID ha identificado 340 Start ups Deep Tech en América Latina y el Caribe, de las cuales sólo 5 son peruanas (menos del 1.5 %), a pesar que tenemos más de 800 Start ups en el país. La mayor parte de las Deep Tech del continente se encuentra en el Cono Sur de Sudamérica (Argentina, Brasil, Chile, Uruguay):
Con esos datos podemos realizar un perfil estimado de la Deep Tech de América Latina y el Caribe:
- Valor de mercado (millones de dólares): 24
- Capital levantado de fondos institucionales (millones de dólares): 6.8
- Número de trabajadores: entre 20 y 50 personas
Sin embargo, las características de las Deep Tech peruanas se encuentran por debajo de los promedios regionales: un valor de mercado de aproximadamente US$ 4 millones, y con un levantamiento de capitales de sólo US$ 1 millón. Ello se debe a la extrema debilidad de nuestro ecosistema de I+D+i, que lo señalamos en mi artículo anterior. Sin un mercado de capitales de riesgo desarrollado y en constante búsqueda de nuevos prospectos de iniciativas tecnológicas promisorias, poco es lo que se puede hacer.
Esta es una de las razones por las que, como país, aún no podemos contar con una sola “empresa unicornio”, que son aquellas nuevas empresas tecnológicas que tienen un valor de mercado de más de 1,000 millones de dólares. Por su impacto en la economía y la sociedad, especialmente por el gran número de personas que son contratadas por ellas, es indudable que estas empresas son la cara más visible de la innovación.
Las estrategias que han seguido las Deep Tech exitosas son variadas, de allí que no podamos identificar solo un factor clave para su crecimiento. Sin embargo, existen factores de éxito comunes a la mayoría de ellas:
- Dominio de una o más tecnologías que se complementan, y que se ve reflejado en el número de patentes promedio que ostentan, más de 50 cada una en promedio.
- Búsqueda permanente de asociaciones estratégicas con otras empresas, para la identificación de sinergias alrededor de focos de atención conjuntos de I+D.
- Estrategias basadas en la detección temprana de amenazas, por lo que saben sortear muy bien los principales problemas (“tsunamis surfing”, en la jerga tecnológica).
- Contar con personal altamente capacitado en las tecnologías clave que vienen trabajando, y con conexiones con los principales centros de investigación del mundo.
- Contar con el reconocimiento de la industria, por ser una empresa que conoce los desafíos del futuro y que es capaz de desarrollar soluciones únicas y novedosas, lo que les permite acceder a financiamiento de riesgo.
- Estrategias flexibles, fácilmente escalables y adaptables a los cambios en los mercados y al propio avance de la tecnología mundial, porque deben mantenerse en el límite del estado del arte del conocimiento global.
- Transparencia en el manejo de la información de la empresa porque está siendo permanentemente observada por financiadores y por posibles inversores.
- Contar con un enfoque de sostenibilidad y respeto por el medio ambiente, de preferencia con una muy reducida huella de carbono o mejor si son carbono-neutrales.
La “receta” ya es conocida. Lo que hace falta son ideas innovadoras para atender problemas globales y un entorno financiero dispuesto a correr riesgos. La rentabilidad de un fondo que financia estas iniciativas supera el 20% anual. ¿Quién se apunta? Lampadia