Ing. Fernando Ortega San Martín, MBA
Para Lampadia
En mis artículos anteriores siempre he estado poniendo énfasis en la urgente necesidad de una transformación productiva en el país, debido a la creciente substitución tecnológica de nuestros productos de exportación.
Justamente, en base a una patente europea de hace casi veinte años, China y varios otros países han comenzado a producir harina de larvas de mosca (HLM) para reemplazar tanto a la harina de pescado como a la torta de soya, en las mezclas para alimentación animal, tanto en avicultura, como ganadería (bovina, porcina, etc.) y hasta en acuicultura.
La principal especie de mosca empleada en la producción de HLM es la mosca soldado negra (Hermetia illucens, BSF por sus siglas en inglés). Como su producción se realiza en sistemas cerrados a base de desechos orgánicos, se convierte en una solución sostenible, que es capaz de generar una harina para alimentación animal, similar a la harina de pescado dependiendo del sustrato en el que fueron criados, pues las larvas tienen un alto valor nutricional con niveles de proteína bruta que van del 28 al 48 por ciento y niveles de lípidos del 12 al 42 por ciento.
El mercado de harinas para alimentación animal representa un mercado de importación de más de 10,000 millones de dólares, siendo los principales países importadores los asiáticos, que representan alrededor del 60% de la demanda mundial. Ver cuadro 1.
Cuadro No 1
El reemplazo de la harina de pescado por la “nueva” HLM asestaría un duro golpe no sólo a la economía del Perú, sino generaría una difícil situación social en la costa peruana, donde se localizan más de 40 puertos y caletas donde se desembarcan productos pesqueros. Si bien no se cuentan con estadísticas oficiales completas, se estima que el sector pesca genera 150,000 empleos, la mitad de ellos en la pesca industrial.
Se sabe que, desde antes de la pandemia, China comenzó a instalar sus plantas de HLM, y que ahora ha incrementado el ritmo de montaje. Tener plantas de producción de HLM al lado de las granjas (avícolas, porcinas, acuícolas) les ahorra los 40-50 días que demora llevar la harina de pescado desde un puerto peruano hasta las granjas, y sin la preocupación que haya un Fenómeno El Niño que limite los volúmenes de pesca, o las necesarias vedas para permitir la recuperación de la biomasa. Igual ocurrirá con el resto de nuestros mercados de exportación.
Si bien el reemplazo no va a ser inmediato, sino que ocurrirá en el mediano o largo plazo, hay que tomar desde el presente las medidas que impidan que nuestro país enfrente un serio impacto negativo, tanto en lo económico como en lo social.
Ante la posible baja de la demanda internacional de harina de pescado para alimentación animal, nos quedarían algunas opciones:
- Transformar la harina de pescado en un producto proteico para alimentación humana. Ya ha habido muchas experiencias en este campo, pero no han sido muy rentables hasta ahora.
- Consumir directamente la anchoveta, pero su fuerte sabor no ha calado aún en los gustos de los peruanos. Necesitaríamos de la creatividad de nuestros chefs para lograr su introducción en algunos platos de nuestra culinaria, para que puedan ser empleados en los hogares y programas sociales.
- Desarrollar un gran sector porcino y avícola para consumir internamente lo que hoy exportamos, como parte de una cadena de valor global.
Respecto a esta tercera opción, la posición del Perú en las costas del Pacífico y la inminente puesta en operación del Puerto de Chancay, nos abren unas posibilidades interesantes que no teníamos años atrás. El Lejano Oriente (China y Japón principalmente) son grandes importadores de carne de cerdo y de aves, como se muestra en el Cuadro No 2.
Cuadro No 2
Brasil es el principal país exportador de carne de pollo en el mundo y el séptimo país exportador de carne de cerdo, pero su ubicación geográfica lo pone en el Océano Atlántico, lejos del Asia. La ruta directa Chancay-Shanghái nos da la posibilidad de ser competitivos en un mercado donde algunos centavos por kilogramo pueden ser decisivos para ser competitivos.
Contamos con extensas áreas cercanas al Puerto de Chancay (Huaral, Huacho chico, Irrigación Santa Rosa) donde se puede instalar un gran clúster porcino-avícola, donde empleando altos estándares de productividad, sanidad e inocuidad, se puede generar una oferta exportable que supere con creces lo que dejaremos de exportar como harina de pescado. Y no nos olvidemos que ya tenemos grupos empresariales de primer nivel dedicados, desde hace años, a este rubro.
Esta es una oportunidad que merece ser analizada, ¿no les parece? Lampadia