Los candidatos locales y regionales ofrecen “agua para los pueblos”, lo cual parece una buena promesa electoral. El problema es que, aparte de no estar potabilizada, el agua para uso doméstico suele cortarse frecuentemente, no precisamente por escasez, sino, más bien, por el constante atoro de los desagües. Efectivamente, Ica – al igual que muchos pueblos del país – dispone de una pésima red de desagües y peores plantas de tratamiento de aguas servidas. Entonces, primero lo primero. En vez de malgastar la plata en monumentos al tiburón y estupideces por el estilo, hay que invertir los recursos de Ica en obras de saneamiento y potabilización, pavimentación de caminos rurales, y en el mejoramiento de los servicios de salud y educación, que también presentan serias deficiencias. Además, un manejo honesto de los fondos públicos de Ica no le vendría mal a mi región.