Fernando Calmell del Solar
Expreso, 5 de noviembre del 2024
Los izquierdistas lo pretenden negar. Los caviares lo pretenden maquillar. Pero la respuesta es un rotundo y contundente “¡sí! Los peruanos somos capitalistas”. Lo podrán negar, decorar e incluso algunos siguen proponiendo al Estado como motor de la economía, pero los peruanos tenemos una coincidencia básica en cuanto a que el desarrollo del espíritu emprendedor y su relación con la creación de nuevas empresas son fundamentales para el desarrollo de nuestro país. Este convencimiento está respaldado en la creciente realidad real (redundante), la misma que demuestra que, ante los Estados fallidos, la innovación, la necesidad de sobrevivir y de construir un futuro han hecho florecer el fenómeno de los emprendedores y su aporte al crecimiento económico: creación de nuevas e innovadoras empresas, generación de cientos de miles de fuentes de trabajo, gran impulso a la generación de exportaciones, crecimiento de las recaudaciones fiscales y un mejoramiento general de la productividad del país.
El emprendimiento (en lugar de “emprendedurismo”) es el proceso de convertir una idea en un negocio real, y se refiere a las habilidades y competencias necesarias para crear un emprendimiento. El Perú es un país de emprendedores. Emprendemos porque queremos mejorar, porque queremos crecer, porque buscamos una mejor forma y calidad de vida. Porque queremos invertir en la educación de nuestros hijos para que sean prósperos, y eso, le guste o no a los zurdos (con minúscula) y a la caviarada (con minúscula), nos define como un país capitalista (con minúscula) por naturaleza.
Además, el emprendimiento y la justicia social están unidos, porque ambos buscan mejorar las condiciones de vida de las personas más vulnerables y, en particular, reducir las desigualdades sociales y económicas. Por eso, cuando te vayan con el cuento de que el Estado te defiende, te apoya y te hará crecer… no les creas. Los emprendedores queremos tener la libertad de llevar adelante nuestro negocio, nuestros sueños y el futuro de nuestras familias. Y ahí está el secreto: “libertad” es la palabra mágica. Basta de tanto reglamento que nos impide crecer. Basta de emprendejos… sí, esos que se ponen de acuerdo con la clase política para ser los únicos que se benefician e impiden el desarrollo. Basta de aquellos que fomentan el caos, la inestabilidad, la injusticia y que pretenden que no salgamos de la pobreza y que nuestros hijos no estudien, porque la pobreza y la ignorancia son las herramientas principales para que ellos los sigan controlando y engordando sus billeteras.
Nosotros somos más. Nos merecemos más. Y eso lo vamos a lograr si terminamos con el viejo ciclo de la política, de los políticos y damos el gran paso para ese cambio de ciclo que el Perú necesita.