Por: Felipe Morris
Perú21, 14 de junio del 2022
“Luego de ver la entrevista al presidente el día domingo, es claro que no impulsará ninguna de las medidas y acciones requeridas para reactivar la economía”.
La recuperación mundial que empezó después de la pandemia se ha visto afectada fuertemente por la guerra entre Rusia y Ucrania, que ha intensificado las presiones inflacionarias, obligando al endurecimiento de las políticas monetarias para contrarrestarlas; por las presiones sobre las cadenas de suministros; y por los efectos de los mayores precios sobre el costo de vida de la población mundial. Esto último, además, podría implicar hambrunas en los países más pobres o aquellos sin capacidad de implementar medidas para mitigarlos. La política china de ‘COVID cero’ también ha tenido un importante impacto, particularmente sobre las cadenas de suministros, afectando los precios y el crecimiento. Las nuevas proyecciones reflejan el gran impacto que la guerra está teniendo en las tasas de inflación, que ya han alcanzado sus niveles más altos en 40 años en Alemania, el Reino Unido y Estados Unidos.
Las proyecciones recientes de distintos organismos como el Banco Mundial y la OCDE ahora prevén que el crecimiento del PBI mundial no supere el 3% este año, y que se mantenga a una tasa similar en 2023, lo que considero muy optimista debido a los riesgos geopolíticos y a la posibilidad de que la economía mundial caiga en estanflación (una combinación de inflación alta con lento crecimiento como en la década de 1970). El crecimiento será más débil que lo proyectado a fines del año pasado en casi todas las economías y no me sorprendería que futuras revisiones lo reduzcan aún más. Este ritmo de crecimiento está muy por debajo del proyectado a fines del año pasado. En el caso de EE.UU., una reciente encuesta a los economistas más prominentes concluyó que el 70% de estos considera que habrá una recesión en 2023 (que se mide como dos trimestres seguidos de crecimiento negativo).
En cuanto al Perú, cada vez es más evidente la desaceleración económica, debido al mal manejo del país y al deterioro de las expectativas por el contexto político. Luego de ver la entrevista al presidente el día domingo, es claro que no impulsará ninguna de las medidas y acciones requeridas para reactivar la economía ya que considera que la gestión de su Gobierno es buena y que los problemas son originados por terceros. No se aprecia intenciones de mejorar la calidad de su gabinete ni la gobernabilidad del país, ni mucho menos de llevar a cabo reformas estructurales para acelerar el crecimiento. Este desinterés en implementar medidas correctivas se reflejará en menor inversión e ingresos y en menores empleos en los próximos meses, afectando la calidad de vida de la población e incluso llevando a muchos a la pobreza.