Por: Felipe Morris
Perú21, 22 de febrero del 2022
“Resulta paradójico que personas del gobierno citen un ranking de una institución capitalista que promueve políticas de libre mercado que no se condicen con sus ideas”.
Hace unos días se informó que el Perú salió primero en el Índice de Estabilidad de Bloomberg entre los países rankeados de la región. Inmediatamente varios funcionarios del Gobierno, incluidos el presidente y congresistas de izquierda, dieron a entender que esto era mérito del gobierno actual, cuando la realidad es muy diferente.
El índice de Bloomberg se basa en tres criterios de estabilidad: financiera, económica y política. Al considerar las ponderaciones, la parte económica representa alrededor del 52%, la financiera 28% y la política 20%. Los dos primeros incluyen variables como fortaleza del sistema financiero, deuda externa total, exportaciones y balanza comercial, reservas internacionales totales y como porcentaje del PBI, entre otras, que son resultantes de las buenas políticas de muchos años y no de la coyuntura, por lo que no son mérito de este gobierno. Incluso se deben a la Constitución del 93 que este gobierno quiere modificar.
Por otro lado, el indicador de estabilidad política agrupa una serie de variables que reflejan el contexto actual y, por lo tanto, el desempeño de nuestro gobierno y Congreso, incluyendo el riesgo político que puede afectar el incumplimiento del pago de la deuda, el control de la corrupción, la efectividad del gobierno, la calidad regulatoria, el entorno para los negocios, y la facilidad para hacerlos, entre otros. El puntaje del Perú en esta métrica es 17 sobre 100, a media tabla en la región y en el puesto 67 de los 83 países que conforman el ranking. Difícilmente algo para enorgullecerse.
Resulta paradójico que personas del gobierno citen un ranking de una institución capitalista que promueve políticas de libre mercado que no se condicen con sus ideas ni con su propuesta de una nueva Constitución, para validar su desempeño, equivocadamente. La fortaleza del Perú se forjó en las reformas de los noventa, muchas de ellas plasmadas en la Constitución del 93 y son el resultado de casi tres décadas de buen manejo económico y no del desgobierno reciente.
En vez de vanagloriarnos por logros de otros, deberíamos tomar conciencia de que la región está muy atrás en el ranking y que el Perú está en el puesto 37, con un puntaje 40% por debajo del que obtienen los siete países más estables. Debemos pensar, más bien, en lo que hay que hacer para avanzar en el ranking, lo que incluye mejorar el clima político, poner a profesionales competentes a cargo de los distintos ministerios, luchar frontalmente contra la corrupción y promover la inversión privada; justamente todo lo contrario a lo que se viene haciendo.