Por: Felipe Morris
Perú21, 27 de abril 2021
Las recientes encuestas en las que va ganando el candidato con propuestas radicales de izquierda están aumentando el riesgo país y deteriorando el valor de importantes activos peruanos como el sol, las acciones en la BVL, el valor de los bonos soberanos y corporativos, entre otros. Algunos pensarán que eso no le afecta al ciudadano común, pero se equivocan.
El riesgo país mide la probabilidad de incumplimiento de las obligaciones financieras de una nación, en función del entorno macroeconómico, la estabilidad política y el marco jurídico e institucional. Cuanto mayor sea el riesgo, peor calificación recibirá el país. De esto depende en gran medida la inversión doméstica y extranjera, el acceso a financiamiento internacional y la estabilidad financiera, variables importantes para la generación de empleo, la producción de bienes y servicios y el control de la inflación.
Los inversionistas ponen en la balanza el riesgo y la rentabilidad. A mayor riesgo país, mayor probabilidad de pérdida, por lo que reclaman mayores tasas de interés o rendimientos para compensarlo. Un país con riesgo bajo incentiva la inversión y atrae capitales a un menor costo, lo que se traduce en menores tasas de interés, beneficiando a todos. A medida que aumenta este, se limita el acceso a recursos del exterior, lo que encarece la tasa a la que nos prestan en los mercados internacionales, afectando todas las tasas domésticas y limitando el acceso al crédito y al capital de riesgo.
También impacta el valor de nuestra moneda ya que la mayor percepción de riesgo hace que las personas se refugien en el dólar, presionando el tipo de cambio. La devaluación aumenta el costo de los productos importados y causa inflación, ya que todos intentan defenderse aumentando los precios de lo que producen y exigiendo mayores salarios, lo que termina afectando principalmente a los de más bajos ingresos, que son los que menos se pueden defender.
Por lo tanto, es importante analizar los programas de gobierno, lo que es más sencillo hacer con solo dos candidatos con diferencias abismales entre ambos. Sorprende que en la última encuesta de Datum muchos que apoyan a Castillo indican que lo hacen “porque tiene un mejor programa económico”. Sería bueno que analicen con cuidado dicho plan ya que tiene similitudes a los que implementaron el gobierno militar en los setenta y Alan García en su primer gobierno, ambos con resultados desastrosos en términos de bienestar. Llamado de alerta para el gran número de electores aún indecisos.