Por: Felipe Morris
Perú21, 15 de diciembre de 2020
En 1990 el presidente Fujimori le pidió al Banco Mundial que prepare un diagnóstico de la economía peruana que incluya propuestas para revertir la crisis económica en que se encontraba. El banco movilizó a más de 100 especialistas en diversas áreas que cumplieron el encargo en solo tres meses. Me encargaron liderar el equipo que preparó el diagnóstico del sistema financiero que sentó las bases para las nuevas leyes del sistema financiero, del Banco Central y del mercado de valores; la privatización y reestructuración de la banca pública; el fortalecimiento de la SBS, y la liberalización de las tasas de interés y de las primas de los seguros. Estas reformas revirtieron dos décadas de malas políticas que diezmaron nuestro sistema financiero, limitando su capacidad de financiar el desarrollo del país.
Preocupa que el Congreso esté contemplando restablecer controles a las tasas, yendo a contramano de innumerables estudios que muestran los efectos nocivos de dicha práctica. Los controles sobre las tasas de interés en el Perú contrajeron el crédito a solo 6% del PBI a fines de 1990. A partir de 1991, cuando se liberalizaron las tasas, empezó la recuperación del crédito, el acceso al mismo para empresas y familias de mayor riesgo anteriormente excluidas, incluyendo el microcrédito, y la disminución paulatina del costo de fondos. El crédito al sector privado creció a 43% del PBI en 2019, beneficiando a millones de clientes.
Los controles perjudicarían principalmente a los pequeños, microempresarios y a las familias más pobres, que verían limitado su acceso al crédito, al destinarse este hacia los deudores con menos riesgo y con capacidad de ofrecer mayores garantías, obligándolos a regresar a los mercados informales de crédito a tasas de usura. No permitiría que las tasas segmenten los distintos tipos de crédito, generando una mala asignación de recursos en la economía, dejando fuera a empresas productivas que, siendo más riesgosas, se quedarían sin crédito y afectando la formación de precios en el mercado ya que las entidades financieras se verían forzadas al cobro de comisiones y gastos para compensar los topes.
Se protege a los deudores más vulnerables facilitando su acceso al mercado formal para evitar que caigan en manos de usureros, asegurando la transparencia en la información sobre las condiciones crediticias y simplificándolas para garantizar su entendimiento, lo que ha venido haciendo las SBS y por ello somos un referente mundial en microfinanzas. No necesitamos controles de tasas.