Por: Federico Salazar
El Comercio, 19 de abril de 2020
Reconstruir la economía va a ser difícil, duro y largo. Va a ser peor si no se reconocen las ideas que hicieron de la nuestra una crisis mayor.
El tamaño de la crisis económica dependerá de la extensión del encierro. Extensión en el tiempo y en la cantidad de actividades paralizadas.
El criterio que hay que dejar de lado es el criterio de la aprobación popular. Hay cosas que se tienen que hacer, al margen de que cuenten o no con la aprobación popular.
El excongresista Ushñahua murió por falta de atención en tres hospitales en Ucayali. Es un caso dramático. Lo vimos pidiendo ayuda, que no le dieron.
Es probable que esos hospitales hayan estado rebasados en su capacidad de atención. No sorprendería.
En general, los hospitales no estaban preparados. ¿Debían haber sabido de esta pandemia? Imposible saber lo que se venía.
Los hospitales debían estar preparados para atender, no la pandemia, pero sí cualquier emergencia. No lo estaban.
Los hospitales estuvieron y están en muy mal estado: en logística, en número de médicos y enfermeros, en medicinas, incluso en capacidad de coordinación entre ellos.
Los hospitales públicos son responsabilidad del Gobierno. Dice el presidente Vizcarra que es culpa de los gobiernos anteriores. Tiene mucha razón.
El segundo gobierno de Alan García tuvo los recursos del alza del cobre. Falló clamorosamente en resolver o paliar, al menos, estas falencias. La economía creció en promedio 6,9%, pero los hospitales no mejoraron.
Tampoco hicieron nada por los hospitales los gobiernos de Toledo, Humala y Kuczynski.
El gobierno de Martín Vizcarra se suma a esta lista: no hizo nada por los hospitales. Asumió en marzo del 2018. Ese año el crecimiento económico fue de 4%.
Vizcarra se concentró en las reformas políticas y en la batalla contra el Congreso (que ganó). La tarea de los servicios esenciales, como salud, quedó postergada.
A fines del 2019 el presidente dijo que pondría en funcionamiento entre 60 y 80 establecimientos en el ámbito nacional. “Más de uno por semana”.
La contraloría había detectado ese año 248 establecimientos con “grave falta de recursos humanos especializados en servicios de emergencia”.
Sin fortalecer la primera red de atención, “vamos a tener hospitales que en breve plazo estarán saturados”, advirtió entonces Luis Lazo Valdivia, del Consejo Nacional de Salud (Wayka.pe, 26/8/2019).
La epidemia de COVID-19 ha sorprendido a todos. A nosotros nos tomó sin haber hecho nada por los hospitales.
En este momento el Gobierno habla de una reforma “estructural” del sistema de salud. Ahora, sin embargo, hay un problema presupuestal.
La crisis ha significado tomar recursos del fondo de estabilización fiscal. Para eso estaba, y qué bueno que no se usó en otra cosa, como planteaba Keiko Fujimori en las elecciones del 2016.
Habrá que restablecer el fondo. La actividad económica, sin embargo, dará pocos recursos fiscales.
Las empresas, en su mayoría, suspendieron actividades. Las empresas sin grandes utilidades tendrán que despedir personal y reconstituirse poco a poco. Muchos no regresarán.
Los trabajadores independientes, formales e informales, no saldrán a hacer compras. Saldrán a buscar trabajo en un mercado con recesión.
El Gobierno tendrá que dar facilidades más allá de las crediticias. Tendrá que dar facilidades, sobre todo, a la inversión. Las autoridades hasta ahora no hablan de eso. No es popular.
Es hora de recuperar proyectos como Tía María, que paralizaron sus inversiones porque no eran populares.
El presidente habló entonces con el gobernador regional, en la trastienda, para acordar cómo quedaban. Ahora debe hablar para ver cómo regresa la inversión. El caso debe servir de ejemplo.
Recuperar inversiones va a suponer dar facilidades tributarias. Eso va a afectar la caja fiscal, sin duda. Sin inversión, sin embargo, no habrá recuperación.
La producción va a caer este año y no se va a recuperar el próximo. El resto del mundo está en problema similar, así es que no es solo un “reenganche”.
No es momento para hacer promesas populares como “ahora sí reformamos el sistema de salud”. Es momento para resolver la crisis inmediata y plantear un programa de reconstrucción.
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