Federico Salazar, Periodista
El Comercio, 10 de setiembre de 2016
El gobierno inaugura una nueva faceta. La del controlismo moral. La vicepresidenta Mercedes Aráoz ha anunciado que controlará los contenidos de la televisión, para mejorar su calidad.
“Desde su despacho, (Aráoz) planea una fórmula para mejorar los contenidos de los medios sin caer en el riesgo del controlismo”, dice una nota de la revista “Caretas” (8.9.16).
La fórmula es del gobierno. Y la fórmula mejorará los contenidos de los canales privados. Esa pretensión es, pues, controlista.
Los gobiernos tienen que velar por el cumplimiento de la ley. Si los medios no cumplen la ley, hay que aplicar las sanciones. La señora quiere más, quiere que la televisión tenga estándares de calidad. Los suyos.
Lo que hace la señora Aráoz es amenazar. “Contrólense o los controlamos” es en el fondo su posición. Reviste su ansia controlista con ropaje moral.
“No podemos tener programas de televisión donde el tema sea ver cuerpos desnudos”, ha dicho alguna vez. Y, muy filosófica, ha agregado que “nosotros no somos carne, somos seres humanos completos” (“La República”, 25.7.16).
La ignorancia es muy mala consejera para gobernar. No hay un solo programa de televisión donde “el tema” sea ver cuerpos desnudos.
La señora Aráoz tendrá que derivar su rigorismo moral a Rafael, Botticelli o Miguel Ángel. En sus obras “el tema” sí es el cuerpo desnudo. Me imagino el escándalo que le debe ocasionar ver esas imágenes.
La señora Aráoz es enemiga de los “esteroides”. “No puedo aceptar –ha dicho anteriormente– que la imagen de lo que debe ser positivo sea ver a un señor que esté lleno de esteroides, eso no es bueno” (“El Popular”, 2.8.16).
Esta es la clave de su posición. Ella sabe lo que es bueno y lo que no. Ella es el nuevo censor moral de la televisión.
No va a ejercer el controlismo, dice, pero pretende presionar a los canales a ajustarse a su estándar de cucufatería.
Descubridora del verdadero periodismo, dice que hay que “separar la opinión de la información”. Y advierte que “los canales no respetan el horario de protección al menor”.
La señora Aráoz confunde lo que la ley llama “horario familiar” con lo que llama “franja de protección al menor”. Cree que es lo mismo y cree que se establecen igual. La señora no leyó la ley o la leyó y no entendió.
El horario familiar va de 6 de la mañana a 10 de la noche, según la Ley de Radio y Televisión. Dentro de ese horario, los canales pueden establecer franjas horarias para sus públicos según edades. ¿O es que la programación de todo el día y la noche debe orientarse únicamente a los menores?
La señora Aráoz reclama que se haga medición de audiencias en provincias. Ignora que ya se realiza hace años. Reclama incluir a la televisión pública en el ráting. Ignora que eso ya está hace años.
La señora Aráoz no quiere ver las noticias que hoy se propalan en los noticieros de la mañana. “La violencia diaria te golpea en el noticiero matutino”, ha dicho en “Caretas”.
Qué bueno sería que la violencia cesara apenas la televisión dejara de informar lo que está sucediendo. Ya no habría sicariato, feminicidios, violaciones de menores de 3 años.
Lo que quiere la señora Aráoz, al parecer a nombre del gobierno, es que nos callemos. Que hablemos los minutos que ella cree se debe hablar sobre hechos violentos.
Se quiere controlar la televisión. Muchos gobiernos han querido manejar los medios. Velasco los confiscó y Alberto Fujimori sobornó a los propietarios.
El estilo ppkausa pretende ser más sutil. Se dará a través de las exigencias de los estándares morales gubernamentales. ¡Menos esteroides y más cucufatería!
Todos los gobiernos que metieron la manota en los medios iniciaron con ello su declive.
Qué lindo será el Perú con la televisión nacional digitada por la visión con bobos de la señora Aráoz. Sin libertad y sin esteroides, ¡por el controlismo moral!