El ministro de Economía, Alonso Segura, ha vuelto a rebajar las expectativas de crecimiento. Ahora dice que el país crecerá “más de 4%”.
En diciembre dijo que el crecimiento para el 2015 sería de 5,5%; a las pocas semanas, corrigió a “más de 5%”. Luego habló de 5% y, al poco tiempo, manejó la cifra de 4,8%.
Hoy el ministro ya no habla de 4,8%, sino de “más de 4%”. ¿Por qué creerle? ¿Cómo confiar en su modelo?
Las medidas adoptadas por el Ministerio de Economía y Finanzas no facilitarán el crecimiento. Son medidas basadas en el aumento del gasto y el relajamiento de ciertos dispositivos monetarios.
El gobierno no ha emprendido ni emprenderá una sola reforma económica importante. No hay un solo movimiento hacia la reducción de la ineficiencia del gasto público.
La gran reforma anunciada por el gobierno quedó anclada con la ley llamada ‘pulpín’.
El gobierno creía que un tratamiento diferenciado podía alentar el empleo juvenil. Era parte del Plan Nacional de Diversificación Productiva.
El Ejecutivo, a pesar de su proclama, dejó que le cortaran el brazo, y se quedó sin la ley. Ha continuado, sin embargo, con el hiperburocrático plan de diversificación.
En cuanto a la inversión, no tiene nada nuevo que ofrecer. Se esperanza en la mejora de los precios del cobre. No alienta, en cambio, la inversión nueva.
Pichanaki es un claro ejemplo. Uno más.
El ministro de Energía y Minas promete a la población el retiro de una empresa petrolera. Quizá dicho retiro de la zona ya estaba programado. Pero el ministro ha querido decirle a la población: “Ustedes lo piden y yo se los doy”.
Luego de este tipo de mensaje, ¿cabe esperar una mejora de la situación social? ¿Podemos esperar que las instituciones funcionen ahora eficientemente?
La policía disparó contra la población. El Ministerio del Interior sostuvo tajantemente en un comunicado que no se había hecho uso de las armas. Un muerto y más de treinta heridos de bala lo desmintieron.
Esto quiere decir que el Ministerio del Interior no sabe qué usan los policías. No tiene el control.
Para defenderse, el ministerio ha dicho que había un memorándum de enero donde se prohibía el uso de armas de fuego. Cree que con eso nos tranquiliza.
Es al revés. El hecho revela que los policías desconocen las órdenes. Revela que las altas autoridades policiales se fían de memos y no dan instrucciones específicas sobre una operación tan importante como la de Pichanaki.
No es solo la policía. Las instituciones del Estado no se han profesionalizado. Se contrata más gente, pero no se capacita a nadie.
¿Puede el ministro de Economía, entonces, esperar una mejora en la tasa de crecimiento?
La caída de los minerales ha puesto en evidencia nuestra deficiencia institucional. En vez de resolverla, nos sentamos a esperar mejores precios internacionales.
El gasto no alentará la economía, sino la inversión. ¿Cómo atraerla si la forma de resolver conflictos no es la ley sino la bala, la plaza y el temor?