Federico Salazar, Periodista
El Comercio, 28 de agosto de 2016
Como si se tratara de una película de acción, se ha anunciado la búsqueda exhaustiva de Carlos Feijoo Mogollón, el agresor de Milagros Rumiche, en Tumbes. El propio ministro del Interior, Carlos Basombrío, alertó: «Que todos sepan que vamos por él y lo vamos a capturar».
Se incluyó, luego, a este sujeto en la lista de los más buscados. Inicialmente no había monto; recién al día siguiente se hizo oficial la recompensa, 15 mil soles.
Se estableció ese monto, según el ministro del Interior, «para que se transmita el mensaje de que a las mujeres no se las masacra». Ese mensaje, ¿es para los agresores o para las graderías?
El caso de Rumiche es dramático y la violencia que sufrió es imperdonable. Cabe dudar, sin embargo, que el ministro del Interior dedique tanta atención a un solo caso que, lamentablemente, tampoco es el peor.
El Ministerio del Interior se apresura en adoptar medidas efectistas, pero no va al fondo del asunto.
En el caso de Rumiche se tiene que informar a la población qué hizo la policía ante la denuncia que presentó la agraviada. Tienen que contarnos por qué no le hicieron caso los policías de la comisaría de Pampas de Hospital, en Tumbes.
Más aun, Feijoo Mogollón se entera de la denuncia ante la policía. Va por eso a buscar a su esposa, la saca del trabajo y la masacra. ¿Cómo se enteró de la denuncia? ¿Qué dice la investigación sobre lo que pasó en esa comisaría luego de la denuncia?
La búsqueda implacable que anuncia el ministro Basombrío no es seria. La recompensa que se ofrece no tiene sentido. El sistema de recompensas se estableció para dar con los delincuentes más peligrosos.
Hasta antes de Feijoo Mogollón la recompensa más baja era de 20.000 soles. Se ofrece por información sobre homicidas como Teodoro Jaime Casana Escobedo, que habría mandado a asesinar al alcalde de Samanco y a su asesor legal. Es lo que se pagó por datos sobre Luis Vásquez Da Silva, el llamado ‘Monstruo de Cajabamba’, que violó a más de una docena de niñas del colegio en el que enseñaba.
A Feijoo hay que atraparlo y castigarlo con todo el peso de la ley. Para ponerle un límite a estos agresores, sin embargo, no basta con recompensas. Hay que actuar con seriedad y contundencia en las áreas en las que las instituciones desprotegen a las mujeres y a las potenciales víctimas.
Con mayor énfasis que los anuncios de la pizarra de los más buscados, el ministro del Interior nos debe decir cuál es el plan para que las comisarías funcionen. Debe decirnos, además, qué va a hacer el gobierno para que no se consagren actuaciones fiscales deficientes o fallos judiciales prevaricadores.
¿Por qué está libre un fiscal que agredió a su pareja? ¿Por qué están libres los agresores de Lady Guillén y Arlette Contreras? Lady Guillén fue masacrada como Milagros Rumiche y quizá con mayores consecuencias para su futuro.
Si el gobierno va en serio en el tema de la seguridad y la reducción de la violencia, tiene que prestar atención a la impunidad. La impunidad tiene que ver con la inoperancia de las autoridades.
El ministro del Interior no es parte del Poder Judicial. Sin embargo, no puede haber un plan serio de seguridad ciudadana que no involucre a todos los estamentos. ¿Qué reuniones y planes compartidos tiene con la ministra de Justicia, con el presidente del Poder Judicial, con el fiscal de la Nación? ¿Cuál es la reforma?
¿O vamos a tener al ministro del Interior, cada semana, enseñándonos fotos carnet? ¿Será su principal tarea en el tema de la seguridad marcar aspas en esa pizarra?
Ha pasado ya un mes desde que el nuevo gobierno entró en funciones. Ha resuelto la demanda de la empresa Doe Run. Sobre la demanda de la seguridad, sin embargo, no muestra nada.
Lampadia