Federico Prieto Celi
El Comercio, 25 de abril del 2025
Con el reciente fallecimiento del papa Francisco, se llevará a cabo el cónclave en los próximos días para elegir a la nueva cabeza de la Iglesia Católica. ¿Qué escenarios se esperan para estas semanas en el Vaticano? Al respecto, Federico Prieto Celi, miembro de la Academia Peruana de Ciencias Morales y Políticas, da su perspectiva.
En mayo próximo tendremos un nuevo papa. No ocurrirá como cuenta Lucas, que en Pentecostés sobrevino un estruendo e irrumpió un viento impetuoso y se aparecieron unas como lenguas de fuego que se posaron sobre los apóstoles. Sería un juego si después de rezar el “Veni Sancte Spiritus” una lengua roja señalara sobre la cabeza de un cardenal que ese es el elegido por Dios. La verdad es otra. Los cardenales electores recogidos en el cónclave en la Capilla Sixtina miran en sus conciencias, libremente, quién piensan que debe suceder al papa Francisco. Es un voto en conciencia.
La seriedad de la elección pende de un hilo sobrenatural: cada cardenal sabe que Dios le pedirá cuenta de su voto. Nada que ver con la película “Dos papas”, donde parece que Benedicto XVI preparara la elección de su sucesor, porque Francisco fue, según declaró el mismo Papa alemán, una sorpresa para él. Ni con la película “Cónclave”, que no he querido ver porque me dicen que se pasa de imaginativa con un final demasiado cinematográfico; recordemos que Pablo de Tarso dijo a los tesalonicenses que Dios no los llamaba a la impureza, sino a la santidad.
Puede ser uno de los 53 cardenales europeos: un italiano, como Pierbattista Pizzaballa, O. F. M. patriarca latino de Jerusalén, o un húngaro, Péter Erdö, de Budapest. Puede ser uno de los 18 cardenales africanos, que podría imprimir a la Iglesia un prestigio renovador, como el arzobispo de Kinshasa, Fridolin Ambongo Besungu. O un latinoamericano, como Francisco, puesto que tiene 21 cardenales, como el cardenal uruguayo Daniel Sturla. Uno de Estados Unidos es todavía impensable, pero podría ser el irlandés-norteamericano Kevin Farrell, camarlengo de la Iglesia, o Timothy Dolan, también irlandés-norteamericano, arzobispo de Nueva York. La sorpresa sería, en fin, que fuera uno de los 23 cardenales asiáticos o de los cuatro de Oceanía; ¡podrían elegir un papa de la Iglesia Católica de rito oriental, como el cardenal indio George Jacob Koovakad!