Hay elementos para pensar que el fenómeno PODEMOS de la política española reciente, es algo más que el caso de un outsider que se abre paso a costa de los tradicionales partidos españoles y sobre las olas de la indignación ciudadana frente a la crisis económica y la moral de algunos de sus principales dirigentes y autoridades.
A nuestro juicio, hay algunos elementos para pensar que el profesor universitario, dirigente marxista y tertuliano de la televisión española Pablo Iglesias Turrión, líder de PODEMOS, es algo más que un outsider político.
Aquí algunas evidencias.
1. Pablo Iglesias Turrión no es un personaje nuevo en la política como suelen ser los outsiders. Desde los 14 años ha sido activista político dentro de las Juventudes Comunistas, época en la cual “devoraba a Lenin, Marcuse, Hegel y Allende”, según dijo su propia madre en el suplemento Crónica del Diario El Mundo de España. Nuevo es por lo tanto, en la vitrina electoral, en la boleta de las urnas, pero es viejo en la política y de viejas ideas.
2. Pablo Iglesias Turrión no entró ayer en la vida pública ni se indignó luego de la crisis económica española que quitó a muchos peninsulares sus casas y sus empleos. Tiene más de quince años “hablando el público, participando en debates y asambleas”, como señala Pablo Rodriguez Suanzes en: ¿Quiénes son?: La historia de PODEMOS. Es una persona que tiene, “muy dentro de él, la rabia de pensar que la izquierda, la que él representa, siempre ha sido derrotada en este país”.
3. Pablo Iglesias Turión arrancó su monólogo televisivo del 05 de marzo de 2013, día de la muerte de Hugo Chávez diciendo: “Hoy los demócratas hemos perdido a uno de los nuestros”. Esto no es casual ya que tanto él, como su equipo, han estado próximos a la dictadura bolivariana de Venezuela y al presidente Correa de Ecuador. Iglesias no es, desde ningún punto de vista, un demócrata.
4. Pablo Iglesias Turrión no es el indignado espontáneo que busca el poder para superar y corregir la hipocresía y el doblez de las clases políticas. Afirma que “Si bien se folla desnudo, se liga vestido y la izquierda debe aprender a vestir el traje de la victoria”. Dicho de otro modo, es quien no duda vestir, acomodar y acicalar su pensamiento real con tal de llegar al poder. Así, no es extraño que Iglesias y PODEMOS desconozcan su vínculo con el Chavismo, disimulen su genética comunista y vistan sus ideas violentas si esto les permite llegar al poder.
5. El estado mayor de PODEMOS, conformado por Iñigo Errejón y Juan Carlos Monedero, ha estado vinculado directamente al Chavismo y ha traído de Venezuela la idea de que, “en una sociedad con fragmentación de las ideas políticas, de las identidades sociales, de clase e ideológicas, es posible articular al electorado en torno de un nombre”. Chávez en Venezuela e Iglesias en España. La destrucción de la institucionalidad política en Venezuela y la destrucción de la “casta” en España.
6. PODEMOS ha visto, gracias a la participación de Monedero, Errejón e Iglesias en el Chavismo (del cual cobraron a través de la Fundación CESP), como se puede llegar al poder y mantenerse indefinidamente en él, asalariando al electorado como se hace en Venezuela y Argentina, y destruyendo las instituciones políticas. Por ello, el principal punto de su plan de “50 ideas para cambiar España” no es otro que la “renta básica para los ciudadanos por el hecho de serlo”, es decir la subvención del voto y la corrupción de la democracia. Y, naturalmente, las 49 ideas restantes: (http://noticias.lainformacion.com/espana/las-50-ideas-de-podemos-para-cambiar-espana_EjkYkfw9KS0EocS3mMXRG6/) son las mismas nacionalizaciones de bancos, estatizaciones, controles de la economía y otras medidas populistas que destruyeron primero la institucionalidad política de Venezuela y luego su economía.
Por ello, es posible afirmar que no estamos ante una propuesta novedosa para el electorado español, ya que se trata simplemente de un comunismo travestido y de la mera importación a España del populismo autoritario de izquierda que han impulsado Hugo Chávez en Venezuela y sus secuaces en Ecuador, Cuba, Argentina y Bolivia.
La construcción de enemigos comunes detrás de los cuales se movilizan a las masas, es un recurso típico del populismo y en América Latina lo experimentamos con Alberto Fujimori cuando atacó a los “partidos políticos tradicionales”, en Venezuela cuando se atacó al “imperialismo Yanqui” y en España, cuando se ataca a “la Casta”. Lo que está claro es que lo que sustituye a lo que se combate, no es democrático.
Por ello, resulta lamentable que nuestra oferta de exportación latinoamericana agregue un nuevo producto: el populismo y que Iglesias más que un outsider, sea un chavista en el viejo continente.
¿Caerá el electorado español en la estupidez latinoamericana?
¿Se dejará seducir por una propuesta tan peligrosa y probadamente autoritaria?
De ser así, la reflexión de John Muller habrá sido nítidamente cierta y Pablo Iglesias Turrión tendrá el simple mérito de “traer a España el populismo de izquierda latinoamericano” (#PODEMOS. Deconstruyendo a Pablo Iglesias. Deusto. Barcelona, 2014).