Por: Elmer Cuba, Socio de Macroconsult
Gestión, 12 de junio de 2019
En los últimos años hemos presenciado una llegada masiva de fuerza laboral venezolana. La economía peruana -en neto- gana con esta entrada. Pero mal administrada, la migración puede tener costos que pueden reflejarse en posturas xenofóbicas, sobre todo en sectores populares. Y, como se ha visto lamentablemente hace una semana, en una postura consagrada casi de manera oficial.
Tomando en cuenta la encuesta nacional de hogares (de Perú) y la encuesta de la Organización Internacional de Migraciones, 36% de los migrantes venezolanos tiene educación universitaria. Mientras que los peruanos llegan al 18%.
Por otro lado, en el año 2000, el 31% de los niños peruanos menores de 5 años padecía de desnutrición crónica. En Venezuela, esa proporción era de 17%. Es decir, los actuales jóvenes venezolanos migrantes estuvieron dotados de un mejor estatus nutricional en su infancia temprana.
Dentro de las carreras seguidas por el migrante venezolano, destaca la administración/ marketing/ contabilidad con un 29%; seguido de ingenierías 17%, educación/sicología 15% y mecánica/electrónica/computación 7%.
Sin embargo, dadas la legislación tributaria y laboral peruana, estos trabajadores se han refugiado en su mayoría ya sea como independientes o dependientes informales.
Actualmente, la fuerza laboral ocupada urbana privada es de cerca de 11 millones de trabajadores, de los cuales 4.4 millones son independientes. Los dependientes llegan a 6.6 millones. Dentro de estos últimos, cerca del 68% trabaja en condiciones de informalidad laboral. No es de extrañar que los migrantes se hayan acomodado a esta estructura de incentivos. Sin embargo, uno sospecharía que su estatus laboral es aún más precario que el de los peruanos.
Según el Ministerio de Trabajo, si se contrata a un venezolano con iguales calificaciones que otros postulantes o trabajadores actuales por una menor remuneración se multaría a la empresa. Pero si este es un peruano, no. Claramente, una discriminación abierta contra el trabajador venezolano.
La población venezolana se ocupa principalmente en actividades informales y de pequeña escala. Han presionado al deterioro de salarios en empresas informales y también en formales de 1 a 10 trabajadores.
Qué se puede hacer, además de pedir una visa desde el 15 de junio. En el tema laboral, promover el uso de la actual ley de microempresa y en el tema tributario no cargar el 30% de Impuesto a la Renta en el primer año para un trabajador extranjero. A ellos, solo desde el segundo año se les cobra una tasa media de acuerdo a su ingreso anual. El mismo que en su mayoría estará dentro del tramo no imponible y, por lo tanto, no pagará nada de impuestos directos. Sin embargo, la barrera del 30% al inicio de la relación laboral formal, en segmentos de bajos ingresos mensuales, no permite una mayor fluidez a empleos donde puedan aprovechar su formación laboral.