Elmer Cuba, Socio Director de Macroconsult
Gestión, 18 de enero de 2017
Este viernes 20 de enero Donald Trump asume el Gobierno de Estados Unidos. Este hecho, que resultaba inverosímil hasta el 08 de noviembre pasado, es una fuente de incertidumbre política y económica para todo el mundo.
El que un outsider del establishment político asuma el poder en el país más poderoso del mundo es, sin duda, la fuente de riesgo más importante del 2017.
La retórica de la campaña se enfrentará ahora a diversos contrapesos. Primero, a los contrapesos institucionales, que pueden venir tanto del Congreso como de la Corte Suprema, dependiendo del tema que se trate.
También enfrentará a la opinión pública de su propio país. Recordemos que en términos de número de personas no tuvo mayoría y que perdió en los importantes e infl uyentes Estados de Nueva York, California e Illinois, que albergan a las tres ciudades más importantes de ese país. Hay que tener en cuenta también las reacciones de los poderes fácticos norteamericanos: “Corporate America” ante tratamientos ad hoc para cada tipo de industria.
Por último, se enfrentará a las reacciones de los países afectados por sus posturas e iniciativas en materia internacional.
Y, por supuesto, las políticas económicas populistas enfrentarán el peso de la evidencia internacional que muestra el fracaso de ese tipo de programas. Pero esto último puede tardar en llegar unos años, mientras se observan mejoras en el corto plazo.
Sus propuestas populistas son notables: simultáneamente reducir las tasas impositivas (renta personal y corporativa) y aumentar el gasto público en infraestructura para reactivar la economía. Ello en un país que ya está en pleno empleo y cuyos salarios están comenzando a dinamizarse. Con un déficit fiscal de cerca de 4% del PBI y una deuda pública que supera el 100% del PBI. Por otro lado, cerrar la economía para proteger a sus industrias de la competencia extranjera, va en contra de la efi ciencia económica, que descubrió hace casi 200 años David Ricardo.
En plazos más largos, si se altera la política internacional y sus equilibrios, las consecuencias no serán positivas. En particular, nos referimos a las relaciones con China, Japón, Europa y Rusia. En el caso de la economía peruana los canales son diversos. En el corto plazo, paradójicamente el resultado viene siendo positivo. El martes 8 de noviembre (día de las elecciones) el cobre cotizaba en US$ 2.288 la libra. Tres días después, el viernes 11, el precio llegaba a US$ 2.676, cifra récord desde junio del 2015.
Sin embargo, si las políticas comerciales de Trump desestabilizan el comercio mundial y en el peor de los casos, se desata una guerra comercial con China, las consecuencias negativas para muchos países emergentes, entre ellos Perú, serían importantes.
Por otro lado, se tiene el aumento del costo de financiamiento. Las tasas de interés vienen al alza, tanto para el corto plazo (FED) como para el largo plazo (rendimiento de bonos del Tesoro norteamericano).
Afortunadamente, la economía nacional es una de las más sólidas de la región.