Por Elmer Cuba
(Gestión, 15 de Abril de 2015)
El boom de los precios de los metales comenzó en el 2005. Estos llegaron a su máximo histórico en el 2011. A modo de ejemplo, el oro comenzó en US$ 430 la onza troy y llegó a los US$ 1,895. El cobre comenzó en US$ 1.64 la libra y alcanzó los US$ 4.5. Hoy se han estabilizado alrededor de US$ 1,200 y US$ 2.65, respectivamente.
En ese ínterin se produjo una importante y creciente inversión minera, luego de años de sequía inversora. El último gran proyecto había sido Antamina, que entró en operación en el 2002.
En el 2004 la inversión minera anual no llegaba a los US$ 400 millones. En el 2009 ya pasaba los US$ 2,000 millones, llegando a su pico en el 2013, con cerca de US$ 10,000 millones.
Fruto de este esfuerzo, se tienen los proyectos de Ampliación de Cerro Verde (primera) y Antapaccay, Toromocho y Constancia (entre las más grandes) que ya entraron en producción y/o adecuación (ramp up). Y para el próximo año se esperan los proyectos de Ampliación de Cerro Verde (segunda) y la entrada del megaproyecto de Las Bambas.
En el camino quedaron por ahora Conga, Michiquillay, Santa Ana y ¿Tia María? para no hablar de Río Blanco y Quellaveco. Unas por conflictos sociales y otras por decisiones financieras de las empresas que tenían/tienen la concesión.
Los precios actuales se han estabilizado en los últimos meses y todavía hacen rentables muchas inversiones. Luego del estrés financiero, muchos proyectos se van a ir reactivando. Sin embargo, la oposición de algunos ciudadanos mejor organizados que el Estado, puede provocar más atrasos.
El menor precio tiene un impacto en la generación de flujo de caja de las empresas mineras, lo que endurece algo su financiamiento. Las empresas ajustan sus gastos de capital y reducen sus costos de operación y alteran sus condiciones comerciales.
Los conflictos sociales incrementan los costos de desarrollo y pueden provocar el retraso y hasta la paralización de algunos proyectos mineros en el país. En la última década, se han paralizado y/o retrasado cinco proyectos mineros por un monto de inversión superior a US$ 8,000 millones, lo cual representa casi la totalidad de la inversión minera en el 2014.
El año pasado la producción nacional de cobre llegó a 1,380 millones de toneladas métricas finas (TMF). Para el 2015 se espera un aumento a cerca de 1,569 millones de TMF, mientras que para el 2017 los guarismos alcanzarían las cifras récord de 2,200 millones TMF. Es decir, un incremento de cerca de 60% con respecto a las cifras alcanzadas el año pasado.
El mayor crecimiento de la producción de cobre provendrá de las unidades mineras Toromocho y Constancia (en proceso de adecuación) y de proyectos en construcción (Las Bambas y las ampliaciones de Cerro Verde y Toquepala) que añadirán más de 800 mil TMF de cobre entre 2015 – 2017.
Luego del 2017, la producción de cobre tiene menores perspectivas de crecimiento, ya que no existen proyectos de envergadura en proceso. Ello dependerá más del siguiente gobierno.