Elmer Cuba, Socio de Macroconsult
Gestión 12 de julio de 2017
En los primeros cuatro trimestres del nuevo Gobierno la inversión privada caería en promedio un 5.5%, mientras que la inversión pú- blica lo haría en 8%. Sorprendentemente, el consumo público también cayó en promedio 5.5% en el mismo periodo. Es decir, resultados bastante modestos para un auspicioso mensaje presidencial que logró aumentar significativamente las expectativas empresariales sobre la marcha de corto plazo de la economía nacional.
Menos mal que las exportaciones reales tuvieron un buen desempeño en el mismo periodo, con un crecimiento cercano al 10%, sino nuestras cifras agregadas de PBI estarían en un rango de 0% a 1% durante el primer año de gobierno, en línea con la evolución de la demanda interna, que creció apenas 0.5% en dicho periodo.
Es cierto que durante este año la economía sufrió dos choques exógenos: el estallido del caso Lava Jato en Perú y el impacto del fenómeno de El Niño costero, ambos respondidos con rapidez por parte del MEF (mayor déficit fi scal y normativa ad hoc para la autoridad con cambios). Así, el ajuste fiscal ejecutado el año pasado empalidece ante las nuevas cifras de déficit fiscal para 2017 y 2018 que muestran que había espacio fi scal de sobra. El mercado de deuda soberana no se ha visto apretado, lo que refl eja la poca sensatez del ajuste fi scal en un Gobierno recién estrenado.
Afortunadamente, la economía peruana es muy sólida y pronto se recuperará de estos choques. En la segunda parte del año se esperan cifras que refl ejen un mayor dinamismo de la actividad económica. Sin embargo, es posible acelerar la recuperación.
Si este es el caso, se espera un paquete reactivador por el lado fiscal. Este podría ser acompañado por una nueva ley de Controlaría y un nuevo contralor, que inicie la modernización y profesionalización de tan importante organismo estatal.
Repetimos, la economía peruana es muy fuerte y a pesar de los choques recibidos, pronto volverá a mostrar cifras de recuperación. Algo así como un rebote estadístico. Sin embargo, si no se aprovecha el mismo, la nueva velocidad crucero puede quedarse en 3%-3.5% hacia fin de año e inicios del próximo. Claramente, esta velocidad no nos sirve para mejorar las cifras de empleo, remuneraciones reales y reducción continua de la pobreza y para ir cerrando las brechas fi scales.
La recaudación ha caído un punto porcentual del PBI en el primer año de la nueva administración (de 14.5% a 13.5% del PBI). Es decir, el défi cit fiscal se ha ampliado no por los ímpetus reactivadores sino más bien por una caída de los ingresos tributarios (y realmente se pensaba bajar el IGV como centro de la nueva política fi scal…).
Si bien es cierto que lo urgente es la reactivación de la demanda agregada, es necesario empalmar con mejoras en la productividad total de factores. El PBI potencial de la economía peruana ha venido reduciéndose y debe estar con un crecimiento anual de entre 3.5% y 4%. En esa línea, se pueden dar una serie de dispositivos legales (como el ya mencionado), que permitan una mayor fl uidez de la inversión, una mayor formalización empresarial y laboral, un relanzamiento de las APP y una mayor discusión sobre qué hacer con Servir.