Por: Elena Conterno
30 de mayo de 2020
Con sorpresa leemos que la Presidencia del Consejo de Ministros informa que ha autorizado a 13,253 empresas a operar en fase 1 de reactivación económica.
Según señaló el Ministerio de Trabajo y Promoción de Empleo en un CADEx del mes de abril, en la planilla electrónica están registradas 309 mil empresas, de las cuales 190 mil tuvieron que parar por la cuarentena. Así, el avance que tenemos en la reanudación es de 7% de las empresas que pararon, algo muy limitado, especialmente considerando que ya van más de dos meses en que estas empresas no han podido recibir ingresos y que ya estamos por terminar la fase 1.
Como se ha señalado antes, el proceso es muy engorroso, lo cual queda evidenciado por el bajo ritmo de avance, así como por las quejas de las empresas –principalmente MYPEs-. Necesitamos un solo protocolo sanitario y que las empresas empiecen a operar aplicando el mismo, luego de colgarlo en la web correspondiente. Y que se privilegie el control posterior.
La definición de fases no tiene en cuenta además las cadenas productivas, con lo cual si la ferretería no abre (solo en línea), el gasfitero no puede trabajar porque no puede comprar fácilmente los repuestos que necesita para realizar su trabajo. La definición de fases no es coherente además con la reciente disposición de permitir que las entidades públicas trabajen a un 40% -mientras muchas empresas no pueden hacerlo ni a un porcentaje similar.
Las cifras ya muestran un deterioro serio en términos económicos y sociales, que van desde pérdida de 1,2 millones de empleos solo en Lima Metropolitana -900 mil en MYPEs-, proyección de aumento de la pobreza en casi 10 puntos porcentajes de 2019 a 2020 y caída de PBI de aproximadamente 25% en abril y mayo. La situación actual es grave, lo cual evidencian estas cifras, así como también las marchas de los caminantes a sus ciudades de origen, en busca de condiciones mínimas que ya no encuentran en la capital.
Si no aceleramos el proceso, las empresas están en riesgo de quebrar y sus trabajadores de quedar sin empleo. Y con ello vendría mayor pobreza, mayor desnutrición y también más problemas de salud. Aceleremos el proceso.