Las irrefutables pruebas de sus beneficios debieran llevar a la reflexión a sectores políticos contrarios a ella o partidarios de medidas que la desincentivan.
Compartimos una nota sobre la inversión extranjera en Chile, que parece escrita en el Perú.
El Mercurio – Chile
17 de agosto, 2021
Impactante es la positiva contribución de la inversión extranjera directa al desarrollo nacional. Sus beneficios son recogidos en un documentado reporte de InvesjtChile, el primero de su categoría, con datos actualizados hasta 2020. Sus conclusiones son razonadas por expertos coincidentes en sus contundentes ventajas macro y microeconómicas. Episódicamente se publicitan nuevas inversiones y proyectos de capitales extranjeros en el país, pero ahora se dispone de un compendio que va más allá de lo estrictamente económico, cubriendo las repercusiones de la inversión extranjera directa en las actividades productivas, en la formación de capital humano, la innovación, integración a los mercados mundiales, la mayor competencia en el mercado interno y sus aportes a la modernización del país y al crecimiento que permite erradicar la pobreza.
El reporte cruza información de los ministerios de Economía y del Trabajo, Banco Central, Servicio de Impuestos Internos, Aduanas y Corporación de Bienes de Capital. Registra datos duros: 64,680 empresas con capitales extranjeros; de ellas, solo el diez por ciento son grandes compañías y el 90%, mini, medianas y pequeñas empresas, desmitificando la extendida creencia de que las transnacionales serían la mayoría, cuando en realidad representan solo el 10% del conjunto.
Las compañías controladas por capitales foráneos emplean alrededor de 1,4 millones de trabajadores formales, con remuneraciones marcadamente superiores a las de las empresas nacionales, con empleos de mayor calidad, más seguros y con mejores programas de capacitación innovación, y prestaciones sociales.
Una serie histórica permite apreciar la relevancia que ha tenido la inversión extranjera directa en los nuevos proyectos de inversión catastrados por la Corporación de Bienes de Capital. Aunque declinante, desde 1998 a 2020, el promedio de la participación del capital extranjero en los proyectos nacionales de inversión fue de un 46%. En el año 2019, el 35% de las empresas que exportaron bienes locales fueron extranjeras, las que representaron el 65,7% del monto total exportado, por US$ 44.916 millones, casi el doble de lo que exportaron en bienes las empresas nacionales Ese mismo año, el 51% de las empresas que exportaron servicios fueron empresas extranjeras, las que representaron el 85,3% del monto total exportado, equivalente a US$ 1.073 millones, casi 6 veces más que las empresas nacionales.
Destacable es que las empresas extranjeras contribuyeron al 51,4% de los impuestos recaudados en 2019, al 45% del IVA y al 52,2% del impuesto la renta.
Desafiante para la promoción de estas inversiones es impulsar su diversificación sectorial; hoy, un alto porcentaje se concentra en minería, telecomunicaciones, agua, gas y servicios financieros. Otra realidad que requiere atención es su concentración geográfica: el 72,7% de las empresas extranjeras se ubica en la Región Metropolitana, Valparaíso, Tarapacá, Biobío, Antofagasta y Los Lagos.
Importante sería complementar este informe con el aporte a la densificación de las relaciones internacionales de Chile —tanto bilaterales como multilaterales— de las inversiones extranjeras y de los tratados de libre comercio y de protección de inversiones, que han sido decisivos para su promoción y materialización.
Las irrefutables pruebas de los beneficios de la inversión extranjera para la población deberían llamar a la reflexión a los dirigentes políticos contrarios a estos aportes o partidarios de medidas que los desincentiven, o simplemente indiferentes frente a oportunidades para hacerlos más atractivos, como es el TPP11.