Por: Eduardo Morón, Presidente de la Asociación Peruana de Seguros (Apeseg)
El Comercio, 1 de octubre de 2019
La propuesta de reforma de pensiones de la OCDE tiene muchos elementos valiosos y algunos polémicos. Lo fundamental es que señala que los sistemas de pensiones deben buscar ser universales y, por ello, se requiere garantizar que todas las personas puedan evitar la pobreza en la vejez. Coincido totalmente con ello. Si estamos de acuerdo con esto, es imposible mantener como está lo que dispone la ley que permite el retiro del 95,5% de los fondos que tenían carácter de ahorro para la vejez. Si no la modificamos, la verdad es que no tiene sentido abordar los demás cambios.
Nosotros ya no tenemos un sistema que da pensiones. Solo tenemos uno que nos ayuda a ahorrar hasta antes de nuestra jubilación.
Un segundo punto en el documento es que señala que no tiene ningún sentido que ONP y AFP compitan, sino que deben complementarse. El futuro pensionista necesita alcanzar dos objetivos. Por un lado, requiere una garantía de pensión mínima que sirva como ingreso futuro cierto. Por otro, quiere mantener su nivel de gastos. Para ello, debe tener una manera fácil de ahorrar, ya sea trabajador dependiente o independiente.
La OCDE, pensando en minimizar el costo fiscal de la transición, sugiere que todos los afiliados dividan su aporte en dos. Una parte del 10% que se dirige a la AFP (3%) va a la ONP para financiar a los actuales pensionistas de la ONP y el resto (7%) sigue yendo a las cuentas individuales de capitalización. Lo positivo de esto es que los sistemas se convierten en complementarios en lugar de sustitutos. Lo negativo es que, en la práctica, nos olvidamos por qué se inició esta reforma hace 25 años. Cuando ponemos al Estado a administrar pensiones, la historia dice que lo usual fue que este se quedó con la plata, que devolvió lo que quiso y que no hubo una adecuada protección.
Creo que hay otras formas de minimizar el costo fiscal. Creo que es más importante entender lo que una adecuada reforma podría lograr. No estamos hablando de grandes compromisos fiscales. Con un esfuerzo de 1% del PBI podríamos lograr que los adultos mayores en el país tengan esa protección contra la pobreza en la vejez. Aspirar a entrar a la OCDE sin tener un sistema de pensiones es absolutamente irreal.
No sé si ahora, en medio de tanta polarización en el ámbito político, se pueda modificar esto, pero será inevitable si queremos un mejor sistema de pensiones.