El reciente conjunto de medidas propuestas por el presidente de la República y el ministro de Economía y Finanzas, así como por todo el gabinete en su conjunto, para impulsar la reactivación económica del Perú, era urgente, más aún luego de conocerse el magro 2% de crecimiento del mes de abril (que, seamos honestos, no podemos atribuís únicamente a la Semana Santa). Las medidas contemplan, hasta el momento, reglas sobre tributos internos (de manera aún insuficiente para corregir las distorsiones que presenta este campo), compras públicas y procedimientos de evaluación ambiental y gubernamental de proyectos de inversión. Esperamos pronto medidas relacionadas al campo laboral.
Previsiblemente, fueron las medidas orientadas a simplificar, enriquecer y acelerar los procedimientos de evaluación ambiental las que han traído una natural, aunque desmedida, preocupación de los grupos tradicionalmente ocupados en promover objetivos de conservación ambiental, y de los grupos sindicales y políticos vinculados a estos.
Lo particular del escenario es que ninguna de las medidas que ha propuesto el Poder Ejecutivo para reactivar nuestra economía tiene el objetivo ni el efecto de rebajar ningún estándar ambiental del Perú. Las medidas están dirigidas a dar certidumbre a los plazos de evaluación sectorial de la viabilidad de proyectos de inversión en minería o energía, a sincerar los niveles de multas y dar paso a un esquema en el cual la administración, primero, comunica al titular de un derecho de aprovechamiento los estándares y prácticas esperados con certeza y, finalmente, toma una decisión sobre zonas reservadas en las que ponderan las opiniones técnicas de los distintos sectores gubernamentales que por años hemos perdidos al retrasar proyectos de inversión por complicaciones, intencionadas o no, burocráticas.
Todos queremos cuidar el medio ambiente y los ambientalistas no son, en principio, “obstruccionistas”, pues quieren que las inversiones en industrias extractivas sean posibles cumpliendo estándares ambientales que les permitan hacerse realidad, a diferencia de los “obstruccionistas” manifestarse en contra de los grandes depredadores del medio ambiente: la minería ilegal, la tala ilegal de árboles y los laboratorios vinculados al narcotráfico. Eso parece no importarles.
Los países de altos ingresos, como Canadá y Australia, son los de mejor manejo ambiental, con controles que hacen la inversión posible y no imposible, como viene sucediendo en nuestro país. Cuidemos el medio ambiente y hagámoslo bien, de manera que las inversiones las se hagan realidad y así se genere la riqueza que necesitamos para cuidar nuestro ambiente a la vez de seguir el camino al desarrollo.