Diego Calmet, García-Sayán Abogados
Gestión, 19 de julio de 2016
El grado de desinformación con el que se opina sobre el Complejo Metalúrgico de La Oroya (CMLO) es alarmante. Cabe señalar algunos aspectos centrales respecto de este tema.
1. El CMLO es manejado por el principal acreedor de Doe Run en la junta de acreedores, el Estado peruano, desde hace más de 4 años.
2. La principal razón por la que no se ha podido subastar en los procesos conducidos por el banco de inversión UBS, desde entonces, es que el nivel de emisiones de dióxido de azufre que, por la normativa del Ministerio del Ambiente (Minam), puede emitir esta o cualquier otra refinería en el Perú, es varias veces más exigente que el permitido por las normas de otros países mineros como Canadá, Chile, etc.
Nuestra normativa ambiental, en esta materia, está fuera del estándar internacional. Eso hace que el nivel de inversión requerida para reabrir el CMLO sea significativamente más alto que el que se manejaría en otros países. Este irracional y antitécnico nivel de emisión, fue mantenido tercamente por el Ministerio del Ambiente del Gobierno de Humala.
3. La segunda razón, no menos importante, es la contaminación por plomo que ya existe en La Oroya, en gran medida, derivada de los años en que la empresa pública Centromin Perú operó irresponsablemente el CMLO, pasivo ambiental que los potenciales inversionistas ven con extrema preocupación.
4. Si el CMLO se pudiera subastar y reactivar, los principales beneficiados serán sus trabajadores y el Estado peruano, quienes cobrarán sus acreencias. Es altamente improbable que el resto de acreedores como Doe Run Cayman, mineras nacionales y otros acreedores, cobren un centavo de su acreencia. La razón: es tanto lo que se requiere invertir para modernizar y reactivar el CMLO, que aquel que lo quisiera comprar en una subasta pública internacional no pagaría mucho.
5. Los trabajadores se beneficiarían porque cobrarían sus acreencias y recuperarían su trabajo. La Oroya resucitaría, pues el CMLO es su principal fuente de trabajo e ingresos.
6. El país podría exportar refinados y no concentrados, como lo hace en la actualidad, lo que traerá más divisas para el Perú. Es inconcebible que un país minero como el nuestro tenga que exportar concentrados y no metales refinados. Eso es altamente ineficiente. Perjudica, por ejemplo, el tránsito en la Carretera Central, congestiona los puertos, etc.
7. El CMLO puede procesar diversos metales raros que se encuentran en nuestros concentrados polimetálicos de las minas del centro del país. Esos metales como el indio, bismuto, selenio, telurio, antimonio y otros se pierden (se regalan) cuando se exportan concentrados.
8. Esperemos que el Gobierno entrante pueda resolver esta problemática con inteligencia y valentía, enfrentando la demagogia y la denuncia fácil, y logre que el Complejo Metalúrgico de la Oroya resurja.
Lampadia