Diego Calmet
Gestión, 6 de setiembre de 2016
El 1° de julio de este año, terminó de implementarse el Programa de Liberación Arancelaria del Acuerdo de Complementación Económica (ACE) que el Perú suscribió con Chile en el año 1998, por lo que, a partir de dicha fecha, todo el comercio recíproco se efectúa libre de aranceles.
Este Acuerdo fue de gran importancia para el Perú, pues fue el primero en el que, al margen de los Acuerdos de la Comunidad Andina, el Perú fijó un cronograma de desgravación definitivo e irrevocable para todo el universo arancelario.
El proceso fue largo y complejo, con resistencias y temores en ambos países. Me tocó el honor de liderar el equipo negociador peruano, en mi condición de Viceministro de Integración y Negociaciones Comerciales Internacionales del entonces Mitinci, teniendo como contraparte a Juan Gabriel Valdés, Director General de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería de Chile.
El Perú tenía claro desde entonces, y Chile también años antes que nuestro país, que la única forma de alcanzar la competitividad para los productores de nuestros países, con mercados relativamente pequeños, era ampliando sus mercados, y qué mejor que con los países vecinos, con los que compartimos la misma cultura, idioma, horarios, y con los cuales los costos de fletes deberían ser menores.
Así, el ACE de 1998, sobre el cual se montó años después un TLC (con más disciplinas que la desgravación arancelaria), ha demostrado ser ampliamente favorable para ambos países. En lo que se refiere a nuestras exportaciones a Chile, estas se han incrementado hasta en 1,400% en estos años, pasando de US$ 138’ de exportaciones en el año 1998, a US$ 2’030 millones en el año 2012. También, la oferta exportable se ha diversificado fuertemente, incluyéndose importantes productos industriales, así como también agrícolas.
Cuando se firmó el Acuerdo de Complementación Económica con Chile, las exportaciones de Chile al Perú doblaban a las exportaciones peruanas a Chile. Hoy se ha revertido esta situación de déficit comercial, y, en los últimos años, el Perú ha tenido un importante superávit en su relación comercial con Chile. Por cierto, Chile también ha incrementado sus exportaciones al Perú, como era de esperarse, pues un Acuerdo, para ser sostenible en el tiempo, tiene que ser favorable para ambas partes.
Además, el clima de confianza recíproco ha permitido que fluyan las inversiones entre nuestros países, inicialmente de Chile hacia el Perú, pero también, en los últimos años, desde Perú hacia Chile. Hoy somos socios en la Alianza del Pacífico y podemos ver con optimismo un relacionamiento futuro de recíproco beneficio.
El gran reto del Gobierno que, con muchas expectativas favorables, inicia su gestión para los próximos cinco años, es promover la ampliación de la oferta exportable peruana, sobre todo en productos industriales con valor agregado y en productos agrícolas, que son los que más trabajo generan, que nos permita aprovechar los inmensos mercados a los cuales tiene acceso nuestro país como consecuencia de los múltiples acuerdos comerciales que se han suscrito a partir de entonces.