Por: David Tuesta
Perú21, 30 de mayo del 2024
Y es justamente el actual contexto internacional el que puede terminar teniendo un rol determinante en las perspectivas de crecimiento económico peruano en el periodo 2024-2025, indicó el presidente del Consejo Privado de Competitividad.
En aviación, el término “viento de cola” hace referencia a un viento que sopla en la misma dirección en la que se desplaza un avión. Así, esta fuerza incrementa su velocidad, permitiéndole cubrir más distancia en menor tiempo, lo que puede resultar en ahorro de combustible y mayor eficiencia operativa. La economía ha tomado prestado este término para describir una situación en la que factores externos ayudan a impulsar el crecimiento económico. Y es justamente el actual contexto internacional el que puede terminar teniendo un rol determinante en las perspectivas de crecimiento económico peruano en el periodo 2024-2025.
Por un lado, podemos observar al escenario de tasas de interés internacional, en particular el futuro que le espera al derrotero de la tasa de referencia de la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed). La Fed ya ha dejado claro que se descarta retomar alzas de tasas en 2024 y, en ese contexto, los mercados vuelven a considerar dos rebajas de 25 puntos básicos como el escenario más probable para este año. Con ello, la tasa de política podría terminar en el rango de 4.75-5% a diciembre de 2024 y, con perspectivas de cerrar entre 3.5-3.75% a finales de 2025. Esto sin duda se convierte en un punto de referencia para el perfil de reducción que seguiría nuestro Banco Central en los próximos meses, lo que puede empezar a dinamizar más la economía.
En otro tanto, quizá el mayor viento de cola se encuentre en el mercado de los metales, en particular en el del cobre, cuyo precio que está acercándose a los US$5, ya está consolidándose como el valor más alto de los últimos 10 años. Esto se viene explicando por los sólidos fundamentos tanto desde las fuerzas de la demanda como de la oferta. Por un lado, están las mejores perspectivas de la actividad económica mundial desde China y Estados Unidos, fundamentalmente. Mientras que, por el otro, los problemas operativos que están presentando los productores de cobre africano vienen constituyendo un cuello de botella que ha despertado con fuerza a las transacciones en los mercados.
Es así como estos dos factores por sí solos pueden convertirse en importantes vientos de cola para el perfil de actividad productiva de la economía en los próximos meses. Hecho que, además de permitir tener perspectivas de crecimiento más auspiciosas, significaría un alivio para cumplir con las metas fiscales en este y el próximo año.