Por: David Tuesta
Perú21, 2 de mayo del 2024
“A pesar de haber transcurrido varios miles de años, los procesos inflacionarios siguen generando hoy similares angustias a las experimentadas por los babilónicos”, sostuvo David Tuesta, presidente del Consejo Privado de Competitividad.
Uno de los registros históricos más antiguos sobre la dinámica inflacionaria y sus efectos sobre el bienestar económico de la población fue encontrado en las tablillas de arcilla cuneiforme de la antigua Mesopotamia, en la época de la conocida ciudad-Estado de Babilonia; con información que data de hace 4,000 años aproximadamente.
En estas valiosas piezas quedaron grabados los detalles de múltiples transacciones comerciales, incluyendo precios de bienes y productos, los que han permitido a los historiadores económicos confirmar la existencia de periodos en los que la población y sus gobernantes experimentaron gran preocupación ante el aumento significativo y sostenido en los precios, lo que hoy conocemos como inflación.
Son particularmente interesantes los hallazgos durante el reinado del rey babilónico Hammurabi. En esa época, en la que no existían bancos centrales ni suficiente entendimiento de las fuerzas del mercado, confirmamos las acciones de un rey apresurado por el deber de aplacar las penurias de su gente, lo que le llevaba a terminar echando mano a medidas como el control de precios para productos básicos como el grano y el ganado. Medidas populistas que al final terminaban generando mayor escasez e inflación. El propio Código de Hammurabi incorporaba drásticas sanciones, como la pena de muerte, que podían imponerse a los especuladores en una acción desesperada, pero vana, para evitar que los productos no desaparezcan de los mercados.
A pesar de haber transcurrido varios miles de años, los procesos inflacionarios siguen generando hoy similares angustias a las experimentadas por los babilónicos. Sin embargo, hoy contamos con un mejor entendimiento de los mercados así como de la importancia de las herramientas institucionales para prevenirlas y enfrentarlas, como es el contar con bancos centrales independientes para la aplicación de políticas monetarias que gestionen adecuadamente las expectativas de inflación. Si bien, siempre seguiremos viendo a los políticos de siempre que se aprovechan de las crisis para intentar impulsar cualquier tipo de control de precios, la historia reciente demuestra con contundencia el rol que cumple los organismos emisores responsables como nuestro Banco Central de Reserva del Perú (BCR), considerado como uno de los más respetados del mundo. Y es justamente a este al que debemos agradecerle el hecho de haber conducido con éxito el retorno de la inflación anualizada dentro de su rango meta en abril pasado. Pocas cosas funcionan bien en el Perú, y el BCR es motivo de orgullo.