Por: David Reyes Zamora
Gestión, 8 de Mayo del 2023
Caso Toledo: sin pruebas, la Fiscalía criminalizó por años a servidores públicos de alto nivel. ¿Hasta cuándo esperaremos a que se retracte?
Por suerte, existe la presunción de inocencia, aunque poco importe en el Perú. Y aunque poco importe para el fiscal José Domingo Pérez, que en el caso de Alberto Pasco Font y Sergio Bravo Orellana se equivoca o —lo que es peor y cuestionable— se equivoca adrede. A lo largo de los últimos seis años, ha menoscabado públicamente la honra de estos dos profesionales, con una acusación criminal que nunca logró sustentar y de la que solo hay evidencia de que es un fiasco. ¿Por qué? Para lograr su cometido de extraditar a Alejandro Toledo, sin salvaguardar otra reputación más que la suya.
Pasco Font y Bravo son procesados por colusión con Odebrecht y sus socios en la concesión de la Interoceánica Sur, como miembros del Comité de Infraestructura de Proinversión de entonces. No hay pruebas: ni con quiénes concertaron, ni cuándo ni dónde, ni cómo se favorecieron. Si hay, en cambio, declaraciones de los colaboradores eficaces a su favor, que son selectivamente ignoradas.
Jorge Barata, exdirector ejecutivo de Odebrecht en el Perú, ha dicho explicitamente que «no» se coludió con el comité. Incluso se quejaba -recuerda- por la ampliación de los plazos y porque las bases no se adecuaban a su propuesta (¡por eso le redujo la coima a Toledo!). Para Barata, Proinversión solo le generaba contratiempos, con un «cuerpo técnico muy fuerte, muy sólido», de «funcionarios de alto nivel, bien calificados» y con «un nivel de independencia bastante fuerte» (sí, como Pasco Font y Bravo, dos consultores internacionales de peso y trayectoria). A Bravo hasta lo describe como «una persona muy dura, muy difícil» y «muy poco influenciable», a la que ni él y ni su equipo lograron ablandar. Y de Pasco Font dice que era «un tipo muy serio, muy profesional».
Solo las adendas, rediseños y arbitrajes le permitieron obtener utilidades a Odebrecht, según Barata: el proyecto no era rentable- coima incluida- como lo aprobó Proinversión. Barata hasta reconoce que se frustraba» en las reuniones con Pasco Font y Bravo Orellana. ¿Los colmeó de alguna manera? «No», responde. El fallecido Josef Maiman, quien administró la coima de Toledo a través de sus empresas, declaró en Israel que nunca supo que Odebrecht les haya entregado dinero a los miembros del comité y que él tampoco lo hizo. En Lima, la Fiscalía ha sacado a otros del proceso por la sola declaración de Maiman, pero insiste con Pasco Font y Bravo Orellana, pese a que Barata y Maiman coinciden en que son inocentes. ¿Por qué? Porque si no, no traía a Toledo. Pero ya lo hizo y, aunque no avalamos el cómo, ¿no puede soltar ahora a quienes usó como chivos expiatorios?
Sin esta colusión inventada, el delito de cohecho que cometió Toledo ya habría prescrito y no era extraditable: ahora que está aquí, puede ser procesado y condenado por lavado de activos. Pero a costa de lo que hoy celebramos como un triunfo, se dañó a profesionales -Pasco Font y Bravo no son los únicos-, se les condenó al ostracismo en la administración pública, y se les obstaculizó sus carreras y sus vidas. Este viernes se reanuda la audiencia del caso. ¿Será tiempo de justicia?