Charo Camprubí
Desde España
Para Lampadia
Las elecciones municipales y autonómicas que se han llevado a cabo en España el 28 de abril han sido un tremendo varapalo tanto para el PSOE como para los partidos situados a su izquierda y un éxito rotundo para la derecha española que ha conquistado la mayor parte de las alcaldías y de las Comunidades Autónomas que estaban en juego.
El mapa político español se ha teñido de azul (color del Partido Popular) en su casi totalidad ya que los socialistas pierden al menos 6 Comunidades Autónomas y mucho poder municipal. Madrid se mantiene en manos del Partido Popular, tanto en la alcaldía como la Comunidad Autónoma, solo que esta vez con mayoría absoluta en ambos casos. Los socialistas mejoran en Cataluña y se mantienen en el País Vasco, pero pierden su antiguo feudo, Andalucía, e incluso ciudades emblemáticas como Sevilla. El PP gobernará, solo o en coalición, en Aragón, Baleares, Cantabria, Valencia, Extremadura, la Rioja, Murcia y Madrid.
La respuesta a esta debacle por parte del presidente del gobierno, Pedro Sánchez, no se ha hecho esperar. Primero declaró que asumía “en primera persona los resultados” para después lanzar una bomba: la del adelanto de las elecciones generales al 23 de julio. La derecha no tendrá tiempo para regocijarse de su victoria porque tendrá que entrar en campaña electoral mañana mismo.
El órdago que ha lanzado Sánchez es muy arriesgado pero ha preferido coger al toro por los cuernos y lanzarse al ruedo en caliente, justo después de la derrota, que terminar los 6 meses que le quedan de mandato. La reacción del líder del PP, Nuñez Feijóo, ante el adelanto electoral ha sido la de decir: “mejor cuanto antes” y la de Vox de celebrar el adelanto electoral.
Si el PP llega al poder es gracias a que la dinámica de bloques le ha sido favorable. Hoy en día ni el PP ni el PSOE pueden gobernar en solitario porque los resultados se miden a nivel de bloque no de partido. Lo primero que jugó a favor del PP fue que consiguió disminuir la dispersión del voto de la derecha (PP, Ciudadanos y Vox) al absorber a Ciudadanos que desaparece del mapa político. Esto le permitió obtener el 31.50 % de los sufragios (3% más que el PSOE) y convertirse en el primer partido con 800,000 votos más que el PSOE.
Lo segundo fue que Vox tuvo unos excelentes resultados. Obtuvo un 7.2% de los votos lo que lo consagra como la tercera fuerza política española. Además, tiene la llave de la gobernabilidad en la mayoría de las alcaldías y Comunidades Autónomas ya que el PP necesita de su apoyo para gobernar.
Frente a un bloque de la derecha cohesionado y potente, el PSOE se encontró con que su bloque estaba debilitado por pugnas y divisiones internas en los partidos situados a su izquierda, al punto que no siempre consiguieron entrar en los parlamentos autonómicos (por no superar la barrera del 5%.) Además, una parte del electorado del PSOE no se movilizó. El partido perdió 400,000 votos en relación con las elecciones municipales del 2019. División y desmovilización, fueron letales para el PSOE.
La izquierda ha mostrado tener una gran capacidad de autodestrucción. Para Sánchez gobernar con Podemos fue siempre muy complicado. En su afán por desmarcarse del PSOE, criticaban al propio gobierno de coalición como si ellos no fueran parte del gobierno. Además, la iniciativa de Yolanda Díaz (vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo) de crear una plataforma que uniera a los diversos partidos de izquierda llamada Sumar, no hizo sino ahondar las diferencias. Se creó una rivalidad entre Sumar y Podemos que dio una muy mala imagen de esta izquierda.
Sánchez también pagó un alto precio por seguir teniendo el apoyo parlamentario de los independentistas catalanes. No les dio lo que más ansiaban, el referéndum de autodeterminación, pero indultó a los cabecillas del independentismo y modificó la ley sobre sedición y malversación, lo que le acarreó un gran desgaste político. A todo ello se sumó las desavenencias con Podemos por “la ley del sí es sí” cuyos efectos no deseados Podemos se negaba testarudamente a modificar. Y, por último, en la recta final de la campaña, Bildu (que apoya al gobierno) presentó en sus listas ¡a cuarenta ex terroristas! Esto y un escándalo de compras de votos por correo dio la puntilla al bloque de la izquierda.
Ahora Nuñez Feijóo pide “una mayoría clara, incontestable y contundente para iniciar un nuevo rumbo”. Lampadia