Charo Camprubí
Desde España
Para Lampadia
El Presidente en funciones del PSOE, Pedro Sánchez, ha vuelto a ganar las elecciones generales pero ha sido una victoria amarga. La temeraria decisión de repetir las elecciones del 28 de abril ha terminado en un fiasco ya que no ha conseguido la victoria contundente que esperaba. Quiso subir a 140 diputados y terminó perdiendo tres, al pasar de 123 a 120. Tampoco le será más fácil gobernar España porque el mapa político sigue siendo endiablado, pero al menos se mantiene como el primer partido y el único en torno al cual se puede articular una mayoría de gobierno. Como en abril, el bloque de izquierda sigue siendo el único bloque capaz de gobernar España. No existe una mayoría alternativa en el bloque de la derecha.
Arroz amargo también porque estas elecciones pasarán a la historia de España como las del avance descomunal del partido ultraderechista Vox. La formación que lidera Santiago Abascal ha subido como la espuma al pasar de 24 a 52 diputados. Las llamas de Barcelona han sido la gasolina que ha convertido a Vox en el tercer partido político de España. Y no es de extrañar ya que, históricamente, es la reacción a los independentistas lo que siempre ha puesto en peligro las libertades en España. Un meteorito llamado Vox surca el cielo político español mientras sus militantes gritan: “A por ellos”.
El triunfo de Vox viene acompañado de la debacle de Ciudadanos que ha quedado literalmente pulverizado al perder 47 diputados, quedándose en tan solo 10. Sus electores se pasaron al Partido Popular que sube de 66 a 88 diputados, y a Vox que pasa de 24 a 52. Este corrimiento brutal de votos en el bloque de la derecha ha hecho desaparecer la posibilidad de que España sea gobernada desde el centro mediante una alianza PSOE/Ciudadanos, la preferida, al parecer, de los poderes fácticos. En abril ambas formaciones sumaban 180 diputados, lo que les daba la mayoría absoluta para gobernar, mientras que ahora apenas conseguirían 130 diputados.
Rivera, el líder de Ciudadanos, acaba de dimitir como presidente del partido. Tampoco será diputado y anuncia que deja la política. Su deriva ideológica lo llevó a pasar de ser una fuerza de centro liberal regeneradora, a derechizarse en exceso, y a abdicar de su papel parlamentario de bisagra. Prefirió bloquear la gobernabilidad de España por ir en pos de una quimera: superar al Partido Popular como el primer partido de la derecha española.
Su error estratégico fue de órdago. Ahora, con Ciudadanos convertido en un partido irrelevante y Vox por las nubes, aumenta la polarización de la política española. España tendrá que vivir con una ultraderecha de las más poderosas de Europa que, justo un mes antes de las elecciones, cuando estaba de capa caída, recibió dos regalitos del cielo : el fuego en Cataluña y la exhumación de Franco.
Al Partido Popular su ascenso lo cogió por sorpresa. No consiguió los 100 diputados a los que aspiraba por el efecto Vox. En abril fue taponado por los 57 diputados de Ciudadanos y ahora lo taponan los 52 diputados de Vox. Sigue sin despegar tanto como quisiera. No consigue, ni de lejos, el “empate técnico” con el PSOE que pretendía obtener. Con 88 diputados, su resultado es el segundo peor de la historia del Partido Popular. Pero fueron el Partido Popular y Ciudadanos los que dieron alas a Vox al permitirle gobernar con ellos en municipios y Comunidades Autónomas en vez de marginarlo. Lo blanquearon y ahora ambos pagan el pato.
El programa de Vox es todo un dechado de horrores anticonstitucionales y antidemocráticos. Su líder, Santiago Abascal, pide ilegalizar a los partidos independentistas catalanes; ilegalizar al Partido Nacionalista Vasco; detener, esposar y poner a disposición judicial al Presidente de la Generalitat de Cataluña, Quim Torra, y destruir el Estado de las Autonomías en el que se basa la Constitución de 1978 para volver al centralismo franquista. Por si fuera poco, criminaliza a los inmigrantes al tratarlos de delincuentes; es homófono; no quiere admitir que en España exista “violencia machista” contra la mujer sino lo que Vox denomina “violencia intrafamiliar” (como si las mujeres mataran a los hombres tanto como los hombres matan a las mujeres); es antieuropeo, etc. Ha redondeado su ideología nacional populista copiando a su homólogo italiano, Salvini.
Unidas Podemos no colapsa como Ciudadanos pero también está a la baja. Se ha producido una escisión en su seno con la aparición de Más País, liderado por Iñigo Errejón, favorable a pactar con el PSOE, y que entra en el Congreso con 3 diputados. Unidas Podemos ha pasado de 42 a 35 diputados lo cual es un mal resultado para un partido que en sus buenos tiempos pretendió superar en votos al PSOE. Iglesias, por pedir la luna a cambio de su apoyo a Sánchez, destruyó el sueño de la izquierda de llegar al poder en abril. Su intolerancia le ha pasado factura.
Ahora empieza la negociación para formar gobierno. El PSOE descarta una gran coalición con el Partido Popular. Ya ha declarado que su intención es la de formar un gobierno progresista en España. Lo conseguirá, cueste lo que cueste, porque nadie toleraría unas terceras elecciones.