Charo Camprubí
Para Lampadia
Después de elegir Presidente del Gobierno al socialista Pedro Sánchez (PSOE) el 28 de abril, los españoles han vuelto a pasar por las urnas el 26 de mayo para una triple elección: la de las comunidades autónomas, los ayuntamientos y el Parlamento Europeo. Los resultados de estos comicios han consolidado al PSOE, que se convierte en la primera fuerza política de España al ganar las elecciones europeas con un 32.8% (más de diez puntos de ventaja sobre el PP) y al imponerse claramente en las municipales y en diez de las doce comunidades autónomas en juego.
El ciclo político gira hacia la izquierda, pero hacia la izquierda representada por el PSOE, no a la representada por Unidas Podemos que sufre un fuerte retroceso y pierde ni más ni menos que las dos alcaldías más emblemáticas que estaban en su poder: la de Madrid y la de Barcelona. La alcaldía de Madrid la pierde por presentarse dividido a las urnas y la de Barcelona por un puñado de votos que le dieron la mayoría al independentista de ERC, Ernest Maragall, aunque está por verse si conseguirá gobernar ya que los partidos constitucionalistas suman más votos. En todo caso, sin duda alguna, el gran derrotado de la noche fue Pablo Iglesias que también pierde poder local, autonómico y europeo.
En cuanto al Partido Popular (PP) sigue a la baja al perder alrededor de un millón de votos. Sin embargo, Casado puede respirar aliviado porque conquista Madrid, la joya de la corona. Ha conseguido recuperar la alcaldía de Madrid y se mantiene en la Comunidad de Madrid. En ambos casos los resultados fueron muy ajustados pero el bloque de la derecha superó al bloque de la izquierda. Nos es pues de extrañar que Casado haga un llamamiento a “exportar” el pacto a la andaluza ya que, gracias a la alianza de las tres derechas (PP, Ciudadanos y Vox) podría continuar gobernando en varios de sus feudos tradicionales.
Ganar Madrid ha sido un balón de oxígeno para el líder del PP, Pablo Casado, que se jugaba el puesto de Secretario General. Y, por si fuera poco, ha conseguido pararle los pies a Albert Rivera de Ciudadanos que pretendía arrebatarle el liderazgo de la oposición. Rivera no consiguió desbancarlo. Los votantes del Partido Popular han vuelto al redil y Rivera ha perdido la guerra fratricida que libró contra Casado al quedar en tercer lugar en estas elecciones. Con estos dos éxitos bajo el brazo ya nadie parece cuestionar la continuidad de Casado al frente del PP, por mucho que Ciudadanos aumentara en número de votos y escaños.
En su afán por destronar al PP, Rivera hizo una política de tierra quemada con el PSOE. Para ganarse a la derecha afirmó que nunca gobernaría con Sánchez. Incluso se mostró partidario de pactar con la ultraderecha de Vox pero no con el PSOE. En vista de sus resultados, queda claro que alejarse del centro no le ha funcionado y negarse a pactar con el PSOE tampoco. Por eso, Pedro Sánchez le ha dicho que es hora de levantar el cordón sanitario al PSOE ya que a quien hay que aislar es a la ultraderecha. ¿Revisará Ciudadanos su posición? Las mayorías de izquierda o de derecha de muchos ayuntamientos y Comunidades Autónomas dependerán de eso.
Más importante aún, habrá que ver que decide finalmente Ciudadanos en relación con la próxima investidura de Sánchez como presidente del Gobierno. Rivera no puede ignorar que la alianza PSOE/Ciudadanos es la preferida de los poderes económicos españoles ya que, de ser así, Sánchez no tendría que apoyarse en Unidas Podemos que lo haría virar más hacia la izquierda. Hasta ahora Rivera ha hecho oídos sordos a esta petición, pero la presión sobre él no dejará de ir en aumento.
Mientras tanto, un Pablo Iglesias debilitado por sus malos resultados insiste en entrar en un gobierno de coalición con Sánchez, aunque en una “proporción modesta”. Y Sánchez, lo que preferiría, es gobernar en solitario con acuerdos puntuales. Pero esa fórmula sería mucho más inestable. Pronto sabremos como se decanta el panorama político.
¿Y Vox? En términos generales no se puede quejar: tiene la llave de la Comunidad de Madrid y de otras alcaldías y comunidades autónomas. Además, ha conseguido entrar en el Parlamento Europeo con tres diputados. Aunque está en retroceso en relación con las elecciones de abril y muy por debajo de sus expectativas, va a tener influencia.
Por otro lado, tanto Junqueras (en prisión) como Puigdemont (fugado) han logrado un escaño en el Parlamento Europeo, desde donde sin duda harán una incansable propaganda independentista. El problema para Puigdemont es que para jurar el cargo tiene que recoger su acta de diputado en Madrid.
En todo caso, en esta Unión Europea convulsa, que tiene que enfrentarse a grupos de ultraderecha que quieren socavar sus cimientos, la España de Pedro Sánchez que aporta 20 diputados al grupo social demócrata es vista como un importante punto de apoyo del proyecto europeo. Lampadia