Charo Camprubi
Para Lampadia
Los cimientos de la ONU han temblado esta semana al producirse en la Asamblea General un movimiento que nadie esperaba: el de la ruptura de una práctica que consistía en que los candidatos de los Miembros Permanentes del Consejo de Seguridad eran sistemáticamente elegidos como miembros de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), el órgano judicial encargado de resolver pacíficamente las disputas entre los Estados de conformidad con el derecho internacional.
Después de varios turnos de votación, de un receso de algunos días, de nuevas votaciones y de encontrarse con que la situación no mejoraba, la Gran Bretaña decidió retirar de la contienda a su candidato, Christopher Greenwood. El país que luchó solo durante un año y medio contra el nazismo durante la segunda guerra mundial y que fue uno de los miembros fundadores de la Organización ha quedado fuera de la CIJ por primera vez desde 1946.
Para ser elegido miembro de la Corte se necesita tener una doble mayoría: la de la Asamblea General y la del Consejo de Seguridad. Greenwood tuvo en todo momento la mayoría en el Consejo frente a su rival, de la India, cuyo candidato era Dalveer Bhandari, al sacar 9 votos a favor, 5 en contra y una abstención. Pero en la Asamblea General Bhandari fue siempre claramente mayoritario. En la votación previa a la retirada de Greenwood, la India sacó en la Asamblea General 121 votos frente a los 68 de la Gran Bretaña.
Cuando un candidato no tiene la mayoría en los dos órganos, el Consejo de Seguridad termina inclinándose ante la Asamblea General cuando se trata de la elección de Miembros No Permanentes del Consejo de Seguridad. Esta vez era distinto porque el que estaba en balotaje era candidato de un Miembro Permanente. Finalmente, el Consejo de Seguridad no ha tenido que decidir si se inclinaba o no porque la Gran Bretaña retiró a su candidato, lo que le permitió a Bhandari ser elegido por 183 votos en la Asamblea General (10 abstenciones) y obtener los 15 votos del Consejo de Seguridad.
El Embajador británico ante la ONU declaró que continuar tomando el valioso tiempo del Consejo de Seguridad y de la Asamblea General con más turnos de votación era erróneo. También dijo que naturalmente estaban desilusionados pero que fue una elección muy competitiva con seis candidatos muy fuertes.
Se da la particularidad que ambos candidatos han sido jueces de la Corte Internacional de Justicia y, por lo tanto, colegas. Cada tres años se renueva un tercio de los Miembros de la Corte, es decir, 5 plazas, y les tocaba renovar su mandato. De los seis candidatos que se presentaban salieron elegidos cuatro (Francia, Somalia, Líbano y Brasil). La quinta plaza es la que se disputaban la Gran Bretaña y la India y es esa plaza la que, finalmente, ha quedado en manos del candidato de la India.
El fracaso británico es por partida doble ya que no solo ha quedado fuera de la CIJ un nacional de un Miembro Permanente del Consejo de Seguridad, sino que, además, Europa se ha quedado sin uno de sus puestos que ha pasado a manos de otro grupo regional: Asia. Gran Bretaña, antigua potencia colonial, ha perdido el puesto frente a su antigua colonia, la India, un país emergente y de gran influencia mundial que forma parte del Grupo BRICS. Este fracaso se lee sin duda en términos de pérdida de poder: no es otra cosa que el reflejo del declive británico.
El Brexit ha aislado a Gran Bretaña que ya no cuenta con los mismos apoyos. La Unión Europea que normalmente hubiera arrimado el hombro para proteger a uno de los suyos, no la apoyó con el entusiasmo con el que lo hubiera hecho si las circunstancias no fueran las que son: Gran Bretaña ya no forma parte del club y el divorcio está siendo muy duro debido a la altivez de los negociadores británicos que no quieren pagar la factura que les corresponde por abandonar la Unión Europea.
En los últimos años la CIJ se había desequilibrado a favor de los anglosajones ya que entre los países que formaban parte de la Corte estaban Estados Unidos, Gran Bretaña, Uganda, la India, Australia (en vez de un país de la Europa del Sur) y Jamaica (en vez de un país latinoamericano). Es posible que este desequilibrio haya querido ser corregido por la Asamblea con la salida de Greenwood.
También es posible que la Asamblea General haya querido reequilibrar la CIJ de cara a una Opinión Consultiva que acaba de remitir a la Corte (Consecuencias Jurídicas de la separación del Archipiélago de Chagos de Mauricio en 1965). Cabe recordar que Mauricio fue un territorio británico situado en el Índico, a medio camino entre Tanzania e Indonesia, y cuyo atolón Diego García es utilizado como base militar conjuntamente por Gran Bretaña y los Estados Unidos. En todo caso, los comentarios en la Asamblea coincidían en que esto supone un paso más en el progresivo movimiento anti Miembros Permanentes del Consejo de Seguridad.