Charo Camprubi
Desde España
Para Lampadia
La mala racha para la familia Real comenzó hace unos años cuando estalló el escándalo del caso Nóos relacionado con Iñaki Urdangarin, esposo de la Infanta Cristina e hijo político del entonces rey Juan Carlos I. Actualmente Urdangarin está purgando una pena de casi seis años de cárcel por haber cometido delitos económicos de diversa índole. La monarquía quedó muy tocada por este episodio, al punto de tener que apartar de la familia real a la Infanta Cristina para desvincularse del escándalo político y mediático al que el caso Nóos dio lugar.
Lo que nadie podía imaginar es que estallara un segundo escándalo, también de índole económica, y que esta vez tuviese como protagonista principal al rey emérito, Juan Carlos I, por supuestos delitos de blanqueo de dinero, fraude fiscal y cobro de comisiones por intervenir en la adjudicación a un consorcio español de la línea de alta velocidad del ferrocarril AVE de Medina a La Meca en Arabia Saudí. Últimamente las informaciones han girado en torno a una donación de 100 millones de dólares que el rey emérito habría recibido del Ministerio de Finanzas de Arabia Saudí, suma que habría sido transferida a su ex amiga, Corinna Larsen. La fiscalía suiza y española investigan estos hechos.
La pérdida de popularidad del rey emérito se inició cuando fue a una cacería en Botsuana, acompañado de Corinna Larsen, en la que le tomaron fotos disparando a elefantes. Ninguna de las dos cosas gustó en España y la que hasta entonces había sido una relación idílica entre el rey Juan Carlos I y los españoles empezó a erosionarse. Luego, en el 2014, abdicó en favor de su hijo, Felipe VI.
La historia reciente de España nos muestra que la Monarquía cayó en 1931 golpeada por el desprestigio y dio paso a la instauración de la Segunda República. Se abría una nueva era. Sin embargo, la vida de la República fue corta porque cayó a su vez, en 1939, víctima de la guerra civil, dando paso a la dictadura de Franco que se prolongó hasta 1975. A su muerte, tal como Franco lo había previsto, la Monarquía volvió en la persona del Rey Juan Carlos I. Esto fue posible gracias a que los socialistas, los comunistas y los nacionalistas periféricos aceptaron dejar de lado su republicanismo y apoyaron a la Monarquía en aras de la Transición Democrática. Desde entonces, la Monarquía ha encontrado en el PSOE un inestimable apoyo ya que, si la fidelidad de la derecha se daba por descontada, recibir el apoyo del socialismo español, históricamente republicano, era mucho más meritorio. Una monarquía que se apoyara solo en la derecha tendría muy poca credibilidad.
Durante los años de su reinado el rey Juan Carlos I hizo mucho por reconciliar las dos Españas: la que ganó la guerra civil y la que la perdió. Cuando llegó el golpe de Estado del general Tejero en 1981, consiguió pararlo en seco, y ganó con ello sus credenciales democráticas. Hasta hace poco, un 80% de la sociedad española era favorable a la Monarquía. Se lo había ganado a pulso. Pero ahora es otro cantar. Las revelaciones que comenzaron en marzo y continuaron la semana pasada han puesto a la Monarquía en entredicho.
El rey Felipe VI reaccionó de manera tajante: anunció el 14 de marzo que retiraba la asignación que percibía su padre y renunciaba a cualquier herencia que pudiera haberle otorgado. Tanto la Casa Real como el Gobierno consideran que la mejor manera de salir de esta crisis es poniendo un dique entre el actual monarca y su predecesor. Por eso el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, agradeció que la Casa Real “marcara distancias” después de nuevas informaciones “inquietantes y perturbadoras” relacionadas con determinadas operaciones económicas llevadas a cabo por el rey emérito.
Para algunos partidos políticos de izquierda, nacionalistas e independentistas, este sería el momento indicado para abrir una comisión de investigación en el Congreso sobre las presuntas actividades ilícitas de Juan Carlos I. Ya lo han solicitado, pero no lo han conseguido porque se han topado con el voto en contra del PSOE, PP y Vox. En eso el PSOE se distancia de su socio de coalición, Unidas Podemos, favorable a dicha investigación.
El Gobierno sigue pues apoyando a la Monarquía, pero considera que se debería de reformar la Constitución para limitar la inviolabilidad del rey a las actividades públicas, no privadas. El líder del Partido Popular, Pablo Casado, ha salido en tromba a criticar la iniciativa. Actualmente, la inviolabilidad protege al rey emérito de ser investigado hasta el 2014, año de su abdicación. Desde entonces ha pasado a ser aforado.
Nadie debe de poner en duda la honorabilidad y la transparencia que encarna el rey actual. Este es el mensaje que quiere transmitir el rey Felipe VI y que lo lleva inexorablemente a distanciarse de su padre para salvar a la Institución. Juan Carlos I tuvo un capital en sus manos, el del afecto y el respeto de los españoles y, al menos en parte, lo ha dilapidado. Lampadia